¿Más gasto público reduce la pobreza? No, por una razón obvia. Los recursos que se gastan tuvieron un origen previo. Es decir, que por medio del gasto público lo que se hace es consumir ahorro previo o riqueza generada anteriormente. No hay creación de prosperidad; por tanto, no hay reducción de la pobreza. Y la […]
¿Más gasto público reduce la pobreza? No, por una razón obvia. Los recursos que se gastan tuvieron un origen previo. Es decir, que por medio del gasto público lo que se hace es consumir ahorro previo o riqueza generada anteriormente. No hay creación de prosperidad; por tanto, no hay reducción de la pobreza. Y la riqueza no se crea en una mata, en sentido literal y figurado.
Es posible asignar, por medios políticos, recursos de un grupo a otro de la sociedad. En el sistema de libre mercado se producen bienes y servicios y son intercambiados. Unos pagan, con ingresos de producción previa, por el producto de otros. Solo existe producción e intercambio. Sin privilegios. Las personas realizan intercambios y no existe la distribución de bienes. La utilidad social aumenta en su conjunto. No puede existir distribución porque no hay coacción, que proviene del latín coactio o coactionis, que era la forma de denominar el cobro de impuestos. No es un quitar a María para darle a Pedro.
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Sin embargo, una vez que entran en escena los medios políticos, en oposición a los económicos descritos antes, es posible asignar la riqueza previamente generada. Un grupo político las asigna a otro grupo de personas. Los subsidios o transferencias crean toda serie de distorsiones. Es una distorsión de recursos creada por el sistema impositivo, que nunca podrá ser neutro, ni óptimo, y que, por tanto reduce la eficiencia en una sociedad: la hace menos productiva. Los impuestos alteran las decisiones de consumir, ahorra y producir.
En consecuencia, cuando se toman recursos de los ciudadanos para otorgarlos a otros aumenta el incentivo de las personas de participar en política para obtener algún beneficio. Es posible argumentar que en el corto plazo el grupo que recibe el beneficio estará mejor que antes (a expensas de los demás). Pero cuando se toma ingreso de los mismos ciudadanos, se está reduciendo la oportunidad de prosperar, por la creación de las distorsiones. Es decir, en un plazo mayor, hasta el grupo beneficiado en el corto plazo saldrá perjudicado.
Las autoridades dominicanas, en el Boletín de Estadísticas Oficiales de Pobreza de 2023, expresan que las transferencias monetarias contribuyeron a que la cifra de pobreza monetaria fuera 4.5 puntos porcentuales menos en 2023. Es decir, sin el dinero que el gobierno transfirió a los hogares la pobreza habría sido 27.5% en lugar de 23.0%.
Sí, hay grupos que se benefician. Momentáneamente, en el corto plazo, mientras sea posible usar recursos para transferencias sin mayores riesgos de inestabilidad. Sin embargo, las pérdidas de eficiencia por los impuestos; por el manejo de un grupo del dinero del resto de la sociedad; porque aumenta el incentivo a controlar el gobierno; y porque se olvida la producción y las políticas de generación de riqueza; promueven un lastre para la sociedad. El mensaje final es que es preciso ser objetivos: los economistas debemos señalar las distorsiones de estas políticas, y quienes las defienden deben reconocer el daño que le hacen a la sociedad.
Por Miguel Collado Di Franco, vicepresidente ejecutivo del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES).
Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad de su autor y no tienen que ver con la opinión de Forbes República Dominicana.