La inteligencia artificial abre la puerta a un futuro con recomendaciones dietéticas individualizadas.

Tomar decisiones alimentarias artificialmente inteligentes es una posibilidad que los expertos y expertas ven cada vez más cerca. Aplicaciones como DayTwo, que utiliza la inteligencia artificial para controlar la glucemia, o incluso ChatGPT, que propone menús veganos con ideas para desayunos, almuerzos y cenas, ya ofrecen posibles soluciones en este sentido.

"El uso del aprendizaje automático abre la puerta a la personalización a gran escala. También abre la puerta a poder tener una visión holística del funcionamiento del cuerpo", afirma Josep Curto, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universitat Oberta Catalunya (UOC).

El profesor experto en macrodatos explica que este tipo de aplicaciones normalmente se han entrenado con grandes cantidades de datos de usuario, con condiciones similares, para clasificarlos de forma correcta y poder hacer recomendaciones.

Fallos y riesgos de tomar decisiones alimentarias basadas en aplicaciones

Sin embargo, los expertos advierten que aún hay mucho camino por recorrer y que la falta de estudios científicos rigurosos es una dificultad a superar.

"Ya es muy difícil adaptar una dieta de forma individual a una persona y todavía hay mucho desconocimiento sobre el metabolismo individual en relación con los nutrientes que cada uno de nosotros ingerimos", advierte Carme Carrion, profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC, y recuerda que dos personas pueden comer lo mismo y el impacto es diferente en función de los distintos parámetros fisiológicos individuales de cada una.

"Son cosas que se van aprendiendo, se van descubriendo y poco a poco se van integrando, pero precisamente el tema de las dietas ha estado sujeto a muchas modas y a menudo sin suficiente evidencia científica que lo respalde", agrega.

En su opinión, si se contara con una aplicación de inteligencia artificial que solo considerase artículos científicos de buena calidad, hechos con estudios de metodología científica robusta y adaptados a tipos específicos de personas, habría un campo por abrir, "pero no es la realidad a fecha de hoy.

No existe el "café para todos", y a menudo los algoritmos de inteligencia artificial están elaborados con población general, no con población general que sufre determinadas patologías, y población general mayoritariamente de determinados países de renta alta y en poblaciones no vulnerables. Por tanto, hay poblaciones que no pueden estar representadas aún por estos algoritmos por falta de estudios previos, precisa la experta.

Esta también es la opinión de Curto, quien advierte que entre los posibles fallos de este tipo de aplicaciones se encuentran el hecho de no tener una visión holística del usuario o paciente, "por lo que las recomendaciones, que pueden ser positivas para perder peso, podrían producir efectos secundarios, como alergias o inflamaciones" en algunas personas.

Soluciones de futuro

Resolver estas dificultades es el principal reto de tomar decisiones alimentarias basadas en aplicaciones inteligentes. Antes esto Curto plantea que para poder mejorar este tipo de aplicaciones sería necesario trabajar en tres aspectos:

Realizar estudios más amplios que incorporen más capas de datos, como el sueño, el ejercicio, el estrés, el microbioma y el historial médico, para determinar riesgos previos, entre otros.

Crear la regulación necesaria para ayudar a consumidores y organizaciones a usar aplicaciones que realmente están basadas en ensayos científicamente rigurosos. En este sentido, será necesario crear estándares de certificación.

Incluir mecanismos de explicabilidad e interpretabilidad para que el usuario (o el doctor o doctora del usuario) pueda validar si las recomendaciones tienen sentido o no.

Sin embargo, incluso salvando estas dificultades, los expertos destacan que la inteligencia artificial no sustituirá el rol del nutricionista, sino que será una herramienta de apoyo para este.

"La inteligencia artificial no sustituirá ninguna profesión. Lo que sucederá es que los profesionales que no utilicen la inteligencia artificial como una herramienta que les ayuda en el momento de tomar decisiones son los que van a quedarse obsoletos, pero siempre que hablemos de una inteligencia artificial robusta y que sea más adecuada que lo que podemos tener hoy día", afirma Carrion.

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