A lo largo del mes, las mujeres atraviesan cuatro fases principales (menstrual, folicular, ovulatoria y lútea), cada una con una energía distinta que impacta cómo nos enfocamos, tomamos decisiones y llevamos a cabo nuestras tareas.
Por Deidamia Galán
Los ciclos menstrual y hormonal de la mujer influyen en prácticamente todas las facetas de su vida; incluyendo, la parte profesional y productiva.
Universidades e investigaciones científicas han analizado ampliamente cómo gestionar su manera de accionar en ese periodo es muy importante para que la mujer pueda optimizar productividad.
Un estudio realizado por la UVA Health – Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia, en Estados Unidos- en enero de 2023, determinó que los síntomas menstruales afectan la productividad en el trabajo en muchas mujeres.
El informe destaca que al menos un 45.2% de las mujeres reportaron que sus síntomas les exigen ausentarse del trabajo. En promedio, las mujeres que necesitan tomarse un día libre faltan 5.8 días al trabajo.
El estudio también reflejó que los síntomas menstruales tienen un efecto entre moderado y grave en factores laborales como los niveles de energía (89.3%), el estado de ánimo (86.9%), la concentración (77.2%) y el interés en el trabajo (71.6%).
Según la doctora Jennifer L. Payne, autora principal de la investigación, esos resultados demuestran la resiliencia de la mujer al seguir siendo productivas a pesar de estas dificultades.
La solución no debe basarse en tratar de exponer esta situación como una problemática, que puede ayudar a justificar la discriminación al personal femenino, sino en buscar soluciones que exploren, indaguen y presenten alternativas en las que ya no se vea como una desventaja o incapacidad, y, por el contrario, se pueda utilizar la realidad de estos cambios hormonales, estas distintas fases cíclicas, de manera conveniente y a favor de los mejores intereses.
Sacar provecho de ese periodo
A lo largo del mes, las mujeres atraviesan cuatro fases principales (menstrual, folicular, ovulatoria y lútea), cada una con una energía distinta que impacta cómo nos enfocamos, tomamos decisiones y llevamos a cabo nuestras tareas
Según distintas fuentes, la fase menstrual (invierno interno), por ejemplo, es un momento de introspección, ideal para reflexionar, evaluar y soltar lo que ya no sirve. Como la energía está más baja, es recomendable priorizar el descanso y la planificación estratégica.
En la fase folicular, aumenta la energía física y mental. Asimismo, la fase ovulatoria es la más social y comunicativa, ideal para presentar ideas y liderar. Mientras que la fase lútea, la energía baja y es momento para tareas que requieren más detalle, enfoque y cierre, organizar, concretar y dar seguimiento.
“Reconocer estas fases nos permite a las mujeres planificar tareas alineadas a nuestra energía real, lo que no solo mejora la productividad, sino también el bienestar y la sostenibilidad de nuestro ritmo de vida” agrega Patricia Grassals, consultora integral en negocios, diseño humano y productividad femenina.
Impulso para tus proyectos
El rol de Grassals como coach de productividad cíclica consiste en guiar a mujeres emprendedoras a reconectarse con su cuerpo, su energía y su propósito, para que puedan construir negocios sostenibles y auténticos, alineados con su ritmo natural.
“Cuando una mujer me contrata, comenzamos explorando su ciclo menstrual como una brújula interna: identificamos cómo se manifiestan sus fases energéticas, cuáles son sus momentos de mayor claridad, creatividad, conexión o introspección, y cómo puede integrar eso en su vida y negocio”, dice.
A través de sesiones personalizadas y herramientas prácticas -como planificación cíclica, diseño de agendas, y ejercicios de autoobservación-, Grassals las acompaña a rediseñar su forma de trabajar, tomar decisiones y organizar sus proyectos. “También trabajamos creencias limitantes en torno a la productividad, el descanso y el merecimiento” agrega.
Los errores más comunes
Patricia explica que uno de los errores más comunes que cometen muchas mujeres es intentar mantener un ritmo de productividad lineal, como si todos los días fueran iguales. “Siguen modelos de trabajo que no consideran su naturaleza cíclica y tratan de rendir al 100% todo el mes, ignorando las señales de su cuerpo. Esto genera un desgaste progresivo, frustración por no “cumplir” expectativas externas, y una desconexión profunda con su bienestar”.
Apunta que esto puede derivar en ciclos de autoexigencia y culpa, donde las mujeres se castigan por sentirse cansadas o menos productivas, especialmente en la fase premenstrual o menstrual. La coach también remarca que ha observado consecuencias fatiga crónica, desmotivación, bloqueos creativos e incluso crisis de identidad profesional, porque las mujeres sienten que están fallando cuando en realidad lo que están es forzando un ritmo que no es natural para ellas.
Una de las herramientas más efectivas que la especialista recomienda es la planificación cíclica, que consiste en organizar las tareas clave del mes (como creación de contenido, toma de decisiones o lanzamientos) en función de las fases del ciclo menstrual y su energía disponible en cada una.
“Mi consejo es comenzar por una misma: reconocer y honrar tu ritmo interno, diseñar tu agenda con base en tus fases energéticas, y luego tener conversaciones honestas, tanto en lo personal como en lo profesional. Esto puede ser tan simple como decir: "Esta semana estoy en un momento de planificación más estratégica, pero la próxima puedo liderar esa presentación con más energía”, agrega.

Expertise de Patricia Grassals
Patricia Grassals lleva una extensa carrera llena de emprendimientos y continuos replanteamientos. En 2011 se convirtió en la fundadora del primer salón dominicano dedicado al cuidado de cabello rizado y natural, Go Natural Caribe, lanzando con éste una línea de productos y un espacio que fomentaba el empoderamiento femenino.
Después de atravesar una experiencia de cáncer, un proceso de migración a Canadá y la pandemia del COVID 19, Patricia no tuvo otra opción que reinventarse.
Comenzó a estudiar e indagar en otras áreas, siempre explorando desde su realidad como mujer, sus experiencias y sus intereses. Así fue cuando se especializó en Diseño Humano y en Productividad Femenina.
Como ella misma nos cuenta: “Canadá me dio el espacio para reinventarme. Hoy, mi camino profesional está profundamente enraizado en mi experiencia como mujer migrante: resiliente, creativa y determinada a crear comunidad donde antes había incertidumbre”.
Además, confiesa que a través del coaching encontró un puente entre su historia y su propósito “seguir empoderando mujeres, esta vez desde una mirada más integral, alineada y conectada con sus ritmos reales”.
A mediano plazo, uno de sus proyectos más significativos es seguir fortaleciendo junto a su socia Lucery Reynoso el proyecto PLENA, una comunidad para mujeres emprendedoras que caminan hacia su plenitud, un espacio de conexión, aprendizaje y sostén colectivo para mujeres que están creando nuevas raíces desde su autenticidad.
Además de esta comunidad, Patricia tiene otros proyectos que integran estrategia de negocios con herramientas de autoconocimiento como el Diseño Humano y la productividad cíclica. Todos estos proyectos responden a un mismo llamado: construir espacios seguros y conscientes donde las mujeres puedan crecer profesional y espiritualmente, sin tener que dividirse entre lo que son y lo que hacen.
Este artículo es una colaboración de Deidamia Galán Saffer, periodista especializada en temas de salud y estilos de vida (@deigalan / [email protected]).
Las opiniones expresadas en esta nota son responsabilidad única de su autora e independientes a la posición de Forbes República Dominicana.