Observa cómo esa persona se relaciona con el dinero y con sus propias responsabilidades.
Más allá del entusiasmo y las ideas innovadoras, uno de los errores más costosos que puede cometer un emprendedor es elegir mal a su socio. La integridad, aunque muchas veces subestimada, es uno de los pilares invisibles que sostiene o derrumba cualquier negocio.
“En la integridad hay dinero”, asegura Caroline Diplan, máster en neurocoaching especialista en mentalidad financiera, enfatizando que, antes de asociarse con alguien, se debe observar no solo su comportamiento profesional, sino también su historial de vida y financiero.
Diplan, quien tiene más de 30 años de experiencia como empresaria en el sector de supermercados, exhorta a evaluar la integridad personal y financiera del potencial socio. “No basta con que tenga buenas ideas o capital. Si no cuida su historial de crédito, si es desleal o si vive endeudado, esa persona no está lista para hacer negocios”, afirma Diplan.
Recomienda investigar el comportamiento financiero y la trayectoria personal del socio potencial, tal como se haría en una evaluación de riesgos de cualquier inversión. Su consejo es claro: observa cómo esa persona se relaciona con el dinero y con sus propias responsabilidades. “Si no le eres leal a tu propio crédito, tampoco lo serás con un socio o con un negocio”.
Invita a los emprendedores a no confundir la afinidad emocional con la compatibilidad empresarial. Uno de los errores más comunes al emprender en sociedad es aliarse por cercanía emocional o confianza ciega.
De acuerdo con Diplan, quien apoya a sanar heridas con el dinero para transformar la escasez en riqueza y educa a través de su cuenta de Instagram @carolinediplan, la afinidad personal no siempre garantiza una visión compartida del negocio ni un compromiso real con las metas. Antes de firmar, recomienda definir claramente los roles, responsabilidades, metas y valores que regirán la sociedad.
Rodéate de personas que te eleven, no que te resten. “La verdadera abundancia comienza con decisiones conscientes sobre con quién caminas”, asegura Diplan. Para ella, la prosperidad no se trata solo de generar ingresos, sino de construir una vida alineada con la verdad, la disciplina y el bienestar integral.
Diplan, quien también está certificada en Dinámicas de Alto Impacto por el Firewalk American Institute, recuerda que la abundancia real nace desde adentro. “No todo el que tiene dinero es abundante. La abundancia implica equilibrio emocional, salud mental, propósito y coherencia”.
Antes de firmar cualquier sociedad, asegúrese de que haya más que entusiasmo en la mesa. Evalúe la integridad, establezca límites y rodéese de personas que sumen en valores, no solo en capital.
Este artículo es una colaboración de la periodista Danielis Fermín.