La industria inmobiliaria es la segunda más rezagada en adaptación tecnológica, solamente detrás de Gobierno. Si a esto le sumamos los 8 años de retraso que tiene Latinoamérica contra el resto del mundo, necesitamos más proptech. Es decir, tecnología aplicada al real estate. Las oportunidades aquí son enormes. América Latina es una de las regiones […]
La industria inmobiliaria es la segunda más rezagada en adaptación tecnológica, solamente detrás de Gobierno. Si a esto le sumamos los 8 años de retraso que tiene Latinoamérica contra el resto del mundo, necesitamos más proptech. Es decir, tecnología aplicada al real estate.
Las oportunidades aquí son enormes. América Latina es una de las regiones con mayor crecimiento urbano y económico, pero también tiene una gran desigualdad, con 1 de cada 3 viviendo en condición de pobreza. De sus 650 millones de habitantes, el 60% está en edad productiva, aunque más de la mitad trabajan en la informalidad. También está muy centralizada, 20% de la población y 50% del PIB se concentran en sólo 123 ciudades de las 5 grandes potencias: Chile, México, Colombia, Brasil y Argentina.
Dicen que un negocio no es otra cosa que cobrar por solucionar un problema. Y aquí tenemos de sobra. Así que este entorno, combinado con una baja penetración financiera, nos da un amplio panorama de crecimiento. Un claro ejemplo son los más de 50 unicornios latinos, empresas que nacieron aquí y ya están valuadas en más de mil millones de dólares.
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La demanda de vivienda sigue en crecimiento por dos simples razones: cada vez somos más personas, y cada vez habitamos menos personas por casa. Pero en una región donde el 70% de las viviendas son construcciones informales hechas por las propias familias que las habitan, el reto es menos disrupción y más inclusión.
Esto es una oportunidad también para los inversionistas, ya que Latinoamérica actualmente sólo recibe el 1.5% del Venture Capital mundial. Para ponerlo en perspectiva, es la cuarta parte de lo que recibe India, por ejemplo. Si los fondos regularmente buscan invertir en startups que ataquen un gran mercado de al menos mil millones de dólares, que generen márgenes de operación por encima del 60% y que se puedan expandir a varios países para minimizar el riesgo político y económico de cada localidad, aquí lo tienen todo.
Las proptech pasaron de ser 300 a más de 1,500 en los últimos 5 años y esta cifra seguirá creciendo. Pero aún dentro de Latam, hay división. Por ejemplo, Brasil tiene 7 veces más startups que México, que es el líder de habla hispana.
Para predecir el futuro, sólo hace falta exagerar una tendencia. En esta revolución de inteligencia artificial, metaverso, energías limpias y transporte, todas sus respectivas aplicaciones a los bienes raíces nos llevarán a una revolución inmobiliaria.
Cuando el auto eléctrico domine el mercado, algo tendremos que hacer con esas miles de gasolineras que hoy ocupan las esquinas más valiosas. Los drones para transportar personas están por volverse comerciales y combinados con los avances en energía solar, el valor de la tierra ya no dependerá de infraestructura como calles y red eléctrica, sino de sus características físicas o belleza natural.
Sabemos que una propiedad raíz siempre subirá de valor, sencillamente porque la cantidad de kilómetros cuadrados de superficie en el planeta –la oferta– es limitada y cada vez hay más demanda, o sea, humanos que necesitamos ese espacio o queremos más tierra a nuestro nombre.
Llevamos siglos diciendo que lo más importante de una propiedad es su ubicación, pero estamos a punto de redefinir lo que significa una “buena ubicación”. Es momento de tomar acción.
Por Raul Fierro
El autor es conferencista, escritor y consultor sobre futurismo y negocios inmobiliarios. Aficionado al triatlón, anfitrión de un podcast y rankeado en el Top 1% mundial de pilotos de drone. Es director de Futurismo Inmobiliario, síguelo en Instagram, X o Linkedin.
⁎ Las opiniones expresadas son solo responsabilidad de su autor y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Dominicana.
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