En el cambiante panorama empresarial, la sostenibilidad se ha convertido en un imperativo no solo ético, sino también estratégico. Recientemente, la Unión Europea (UE) ha publicado diversas regulaciones que aplican normas medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) al comercio. Se espera que estas medidas reduzcan significativamente las emisiones de CO2, […]
En el cambiante panorama empresarial, la sostenibilidad se ha convertido en un imperativo no solo ético, sino también estratégico. Recientemente, la Unión Europea (UE) ha publicado diversas regulaciones que aplican normas medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) al comercio. Se espera que estas medidas reduzcan significativamente las emisiones de CO2, protejan a los productores europeos más ecológicos de la competencia desleal y desalienten las malas prácticas comerciales. Sin embargo, es probable que su mayor impacto económico se sienta en los mercados emergentes.
Las empresas, especialmente las ubicadas en dichos mercados, se encuentran ahora en una encrucijada crucial: adoptar medidas proactivas para alinearse con los criterios ESG o quedarse rezagadas en un mundo donde la sostenibilidad es cada vez más el eje central del comercio global.
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Establecer estrictos estándares internacionales de sostenibilidad es particularmente desafiante para las empresas de los mercados emergentes. Sus puntuaciones en rankings internacionales de sostenibilidad ambiental, por ejemplo, son aproximadamente un 20% más bajas que las de sus pares del G20. Este bajo rendimiento es comprensible, ya que las empresas de las economías avanzadas comenzaron mucho antes con los criterios ESG, se han enfrentado a una mayor presión de los reguladores y tienen acceso a amplios incentivos gubernamentales para invertir en soluciones ecológicas.
Sin embargo, los criterios ESG son ahora una exigencia estratégica para los mercados emergentes. El análisis de BCG revela que las grandes empresas de mercados emergentes a la vanguardia de la sostenibilidad climática generaron una rentabilidad total para los accionistas que fue un 105% superior a la del índice MSCI Emerging Markets entre el 2017 y el 2022. Las empresas que cumplen con altos estándares ESG también disfrutan de un mayor acceso a los mercados, el capital de inversión y el talento, y tienen más oportunidades de cambiar la dinámica de sus industrias con modelos de negocio impulsados por el clima. La creación de valor a través de los criterios ESG será cada vez más difícil, por supuesto, a medida que se intensifique la presión regulatoria de la UE y otros socios comerciales.
Dado que la sostenibilidad está tomando cada vez más fuerza en los mercados emergentes, es importante establecer una hoja de ruta que los ayude a adoptar las medidas necesarias para que sus empresas sigan siendo competitivas en la UE, así como en otros mercados que están vinculando el acceso a los criterios ESG. Recordemos que estos países, que para 2050 se espera que representen el 62% de la economía mundial y el 88% de la población, son cruciales para mitigar el cambio climático. Y aunque emiten menos CO2 per cápita que las economías avanzadas, representan alrededor del 85% del total mundial, una proporción que se prevé que aumente.
Para lograr la sostenibilidad competitiva a nivel mundial, se requerirá un viaje de varias fases:
El primer paso es una evaluación exhaustiva de la preparación ESG de la organización. Esto implica mapear la relevancia de las regulaciones ESG, identificar brechas en medición y capacidades, y desarrollar una hoja de ruta holística para la transformación sostenible. Es esencial, para las empresas de los mercados emergentes, entender y cumplir con las normas y requisitos emitidos por la UE y otros socios comerciales clave, así como evaluar las capacidades internas para ofrecer productos sostenibles.
La clave de esta transformación radica en la integración de los principios de sostenibilidad en la estrategia empresarial. Establecer altas ambiciones ESG y delinear un programa de transformación corporativa son pasos esenciales. La gobernanza y organización también deben evolucionar, con las juntas directivas estableciendo un mandato claro para la sostenibilidad y adoptando un marco de políticas ESG.
Además, la colaboración global es necesaria. El comercio mundial y el PIB están estrechamente vinculados, y el comercio puede ser un instrumento poderoso para impulsar la sostenibilidad. No obstante, este cambio no puede recaer únicamente en los hombros de los mercados emergentes. Se requiere una coordinación global, con instituciones internacionales y economías avanzadas proporcionando asistencia técnica, financiera y de gestión.
La preparación ESG no es solo una respuesta a las regulaciones actuales, puede ser también una estrategia para asegurar la competitividad global. Las empresas en mercados emergentes deben asumir este desafío ahora, desarrollando una hoja de ruta que no solo cumpla con las regulaciones, sino que también impulse un alto nivel de desempeño en esta dimensión. La sostenibilidad global es un viaje inevitable: quienes lo emprendan con determinación, cosecharán los frutos de la competitividad en un mundo cada vez más consciente y comprometido con el futuro del planeta.
Por: Sandro Marzo, Managing Director & Partner – Boston Consulting Group
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