En un mundo en el que la transición energética se ha convertido en el eje de los esfuerzos globales por mitigar el cambio climático, la República Dominicana se encuentra en una encrucijada decisiva para su desarrollo. La diversificación de las fuentes de energía y la modernización de la infraestructura energética no solo son prioridades, sino […]

En un mundo en el que la transición energética se ha convertido en el eje de los esfuerzos globales por mitigar el cambio climático, la República Dominicana se encuentra en una encrucijada decisiva para su desarrollo.

La diversificación de las fuentes de energía y la modernización de la infraestructura energética no solo son prioridades, sino también herramientas clave para garantizar un crecimiento económico inclusivo, resiliente y sostenible.

El inicio de 2025 marca un momento de oportunidades únicas para transformar la matriz energética del país.

Aquí puedes leer más sobre la tecnología flexible, clave para la descarbonización.

Actualmente, República Dominicana cuenta con una matriz que, si bien ha avanzado significativamente en la integración de energías renovables intermitentes, todavía enfrenta retos como los relacionados con la seguridad energética, ya que tenemos los crecimientos más altos de consumo de energía y de potencia en la región.

Esto implica un reto de planificación inmenso al requerirse energía flexible que acompañe la creciente demanda y a la vez balancee estas nuevas fuentes de energía intermitentes.

También, se presenta un desafío en cuanto a la eficiencia, ya que la tecnología seleccionada para las plantas de generación térmica que se encuentran en construcción en la actualidad irá en detrimento al operar en carga parcial a ciertas horas del día para buscar balancear la intermitencia de dichas energías renovables.

Un tercer reto se relaciona a la sostenibilidad, ya que la tecnología existente que puede balancear la intermitencia de las renovables en su mayoría opera con combustibles líquidos que son más contaminantes.

En este contexto, una nueva expansión de la capacidad de generación se aproxima y es una oportunidad para el despliegue de tecnologías energéticas flexibles como nuestra tecnología la cual podría representar el cambio paradigmático necesario para alcanzar estos objetivos.

Un enfoque holístico para 2025

La transición hacia un futuro energético sostenible no es una tarea sencilla. Requiere de políticas públicas que promuevan la eficiencia y la sostenibilidad, así como de inversiones significativas en tecnologías innovadoras que garanticen la estabilidad de la red eléctrica y optimicen el uso de las fuentes renovables.

La introducción de centrales eléctricas de balanceo, por ejemplo, podría ser una solución crucial para afrontar las intermitencias inherentes de energías como la eólica y la solar.

El modelo del sistema energético global de Wärtsilä muestra que la incorporación de tecnologías de balanceo podría ahorrar hasta 68 billones de dólares para 2050, al reducir la necesidad de capacidad renovable y optimizar el sistema eléctrico.

Además, este enfoque permitiría disminuir un 21% las emisiones acumuladas de CO2 en el sector eléctrico durante el mismo periodo.

El papel de las tecnologías flexibles

En la República Dominicana, el sector eléctrico enfrenta el desafío de equilibrar la creciente demanda energética con la necesidad de reducir emisiones y aumentar la penetración de energías limpias.

Las tecnologías flexibles, como las plantas de generación de balanceo, pueden responder rápidamente a los cambios en la demanda y respaldar la integración de fuentes renovables.

Este modelo no solo mejora la confiabilidad del sistema, sino que también reduce el desperdicio de energía, optimizando los recursos disponibles.

El país también debe prepararse para la introducción de combustibles sostenibles, que serán clave para la descarbonización total del sector energético hacia mediados de la década de 2030.

El gas natural, como combustible de transición, jugará un papel fundamental en este proceso, permitiendo una eliminación gradual de tecnologías más contaminantes, como las plantas de carbón.

Un llamado a la acción

Para garantizar el éxito de la transición energética, es esencial adoptar un enfoque holístico que contemple:

  1. Políticas que incentiven la flexibilidad y la innovación: Reformar los mercados eléctricos para apoyar la integración de energías renovables y fomentar inversiones en tecnologías de balanceo.
  2. Inversiones en infraestructura: Mejorar los sistemas de transmisión y agilizar los procesos de permisos para acelerar la expansión de energías renovables.
  3. Colaboración público-privada: Movilizar financiamiento y establecer alianzas estratégicas que impulsen proyectos sostenibles a gran escala.

El potencial de la República Dominicana para liderar en la transición hacia energías limpias es innegable. Con un enfoque estratégico y colaborativo, el país puede garantizar un sistema energético más seguro, eficiente y respetuoso con el medio ambiente. El futuro energético del país está en manos de todos. La decisión de actuar ahora será determinante para construir un legado sostenible para las generaciones venideras.

Este artículo es de la autoría de Miguel Madrid, quien es senior manager Lifecycle Services de Wärtsilä.

Las opiniones expresadas en este artículo son única responsabilidad de su autor y no tienen que ver con la opinión de Forbes República Dominicana.