Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, América Latina se enfrenta a un nuevo cambio en su relación con los Estados Unidos. La política de "Pongamos América Primero" ha sido una de las piedras angulares de Trump, centrada en priorizar los intereses nacionales sobre los compromisos internacionales. Para países como la República […]
Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, América Latina se enfrenta a un nuevo cambio en su relación con los Estados Unidos. La política de "Pongamos América Primero" ha sido una de las piedras angulares de Trump, centrada en priorizar los intereses nacionales sobre los compromisos internacionales. Para países como la República Dominicana, estas decisiones podrían traducirse en cambios profundos en áreas clave como migración, comercio, medio ambiente, diplomacia e inversión.
Una de las primeras áreas donde se sienten los efectos de la política de "Pongamos América Primero" es en la migración. Trump ha defendido una postura firme en cuanto a la inmigración, y su regreso al poder podría significar un aumento en las deportaciones de ciudadanos latinoamericanos. No obstante, la mayoría de los dominicanos en EE. UU. cuenta con una situación legal sólida, por lo que las remesas enviadas desde Estados Unidos, que representan una fuente significativa de ingresos para muchas familias dominicanas, no deberían verse afectadas.
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Otro impacto de "Pongamos América Primero" es la reducción de inversión extranjera y cooperación económica. En el pasado, la administración Trump mostró poco interés en fomentar programas de ayuda en el extranjero, y con su regreso es probable que esta tendencia se mantenga. Para la República Dominicana, esto significa mayor dificultad en el financiamiento de proyectos de desarrollo y debilitamiento de la cooperación en áreas esenciales como la infraestructura y el desarrollo social.
En cuanto al cambio climático y medioambiente, veremos un retroceso en la sostenibilidad. Bajo la administración de Trump, el enfoque hacia la sostenibilidad y el cambio climático fue relegado en favor de la explotación de combustibles fósiles, como el petróleo y el gas. La posibilidad de que esta política se reinstale tiene profundas implicaciones para el Caribe, una región vulnerable al cambio climático.
Sobre las relaciones diplomáticas, Trump ha demostrado un estilo de liderazgo personalista y nacionalista en su política exterior, privilegiando relaciones bilaterales con países alineados con su visión. Esto debería crear una dinámica en la que creemos que existen cuatro grandes grupos de países de América Latina:
Los grandes ganadores (Argentina, Panamá y El Salvador): aquellos con relaciones personales cercanas a Trump. Es probable que disfruten de una mayor colaboración en comercio e inversión.
Los países beneficiarios (República Dominicana, Perú, Paraguay y Costa Rica): podrían mejorar su posición relativa bajo una administración Trump, aunque esto dependerá de cómo gestionen su diplomacia y alineación con los intereses de Estados Unidos.
Relación difícil: Países como Chile, Colombia y Brasil podrían enfrentar tensiones con Estados Unidos debido a sus posiciones políticas y liderazgo regional, marcando un escenario de diplomacia compleja.
Gran incertidumbre: Venezuela, Cuba y Nicaragua representan un caso especial. La relación de Trump con estos países podría variar en función de intereses pragmáticos, como la política energética o migratoria, en lugar de un enfoque en la democracia.
Un último punto que merece atención es que, debido a la Constitución de Estados Unidos, Trump no puede buscar un tercer mandato. Dada su edad y la fortaleza de las instituciones estadounidenses, es improbable que se logre modificar esta limitación. Esto significa que para las elecciones de 2026, Trump pasará a ser un "lame duck" (un presidente en sus últimos años de mandato sin posibilidad de reelección), lo cual podría reducir su capacidad de implementar cambios drásticos.
En conclusión, el regreso de Trump a la presidencia representa una combinación de desafíos y oportunidades para América Latina. Para la República Dominicana, el impacto será significativo. La política de "Pongamos América Primero" traerá consigo un endurecimiento en temas migratorios, más proteccionismo en el comercio, un retroceso en la sostenibilidad y un enfoque diplomático altamente personalista. Si bien existen oportunidades para mejorar su posición relativa, especialmente si logra sintonizarse con los intereses estadounidenses, la República Dominicana deberá ser prudente y estratégica en sus decisiones.
Por Alejandro Grisanti Capriles, PhD de Economía, CEO de Ecoanalítica.
Las opiniones expresadas en este artículo son exclusiva responsabilidad de su autor@ y no tienen que ver con la posición de Forbes República Dominicana.