Si observamos los números de los países más relevantes del planeta y nos fijamos en el tamaño de su economía, llama la atención que sus niveles de deuda sobre el producto interno bruto (PIB) tienden a ser bastante altos; Estados Unidos con 130%, China con 80%, Japón con 260% y Alemania con 67%. Ahora bien, […]

Si observamos los números de los países más relevantes del planeta y nos fijamos en el tamaño de su economía, llama la atención que sus niveles de deuda sobre el producto interno bruto (PIB) tienden a ser bastante altos; Estados Unidos con 130%, China con 80%, Japón con 260% y Alemania con 67%.

Ahora bien, considerando que las finanzas personales, corporativas o de un país tienen las mismas bases de activos = pasivos + capital, resulta más complicado que el nivel de deuda se mantenga alto y las personas, empresas y economías logren desarrollarse positivamente en el tiempo. Para el caso de una persona o compañía, tendría que estar innovando constantemente con varias actividades que logren generar valor para poder pagar las deudas, mantenerse y lograr superávits en el tiempo.

Cuando vemos los resultados anuales de los países mencionados más arriba, resulta que todos están negativos; Alemania con la más baja con -2.5%, y China con la más alta de -7%. Para el caso de República Dominicana, el nivel de deuda ronda el 45% y el déficit por -3%.

Para entender mejor cómo funcionan las economías de los países es vital saber que cobran impuestos a las personas y compañías para poder mantener su desarrollo, pues esto les permite trascender y perdurar más. Una medición de ingresos es la presión fiscal, donde para EEUU es 27%, China 21%, Japón 34%, Alemania 42% y República Dominicana 12%. Todo pareciera indicar que necesariamente se requiere hacer cambios si queremos lograr resultados diferentes para nuestro país en las próximas décadas. 

También puedes leer: Este 2024 debe ser el año de la reforma fiscal

Dentro de la propuesta del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES) para RD, está la reducción de los tributos para reducir la evasión, aumentando la base y lograr subir la presión fiscal a 15% en los próximos años. Dentro de los beneficios que podrían traer los cambios estructurales, dentro de los cuales estaría la reforma fiscal, está reducir la informalidad e incluir los perfiles de millones de personas, que a su vez llevaría una mayor capacitación en la forma de hacer las cosas y decidir cómo hacerlas mejor, permitiendo la verdadera inclusión financiera. Ya veremos cómo resulta este nuevo camino para los dominicanos.

Teniendo en cuenta que las disrupciones son cada vez más notorias, basta con recordar cómo hacíamos las cosas apenas una generación atrás; es increíble pensar que el iPhone y los teléfonos inteligentes que hoy nos conocen mejor que nosotros mismos, apenas tienen 17 años; y que hoy Chat GPT tiene año y medio y va mejorando de manera exponencial toda la industria de Inteligencia Artificial Generativa.

Pensemos cómo será la vida dentro de una o dos décadas; puede ser que no tengamos necesidad del vehículo personal, y bastante shock que podría traer eso para el sector de bienes raíces, ya que haría disponible en lugares de alto valor un 20-25% más de oferta por los estacionamientos no utilizados. Pensemos cómo nuestros gemelos digitales estarían viendo los escenarios posibles a futuro y ayudarnos a ser más efectivos.  Pensemos cómo las finanzas puedan evolucionar en cuanto a crédito y débito y super apps gestionando de manera eficiente nuestras necesidades. 

El hecho de formalizar una economía va más allá de recoger tributos; la data generada de los individuos y las empresas nos indicarán patrones que podrían servir para determinar la salud financiera, física, mental, entre otras cosas. Podría ser utilizada para generación de productos y servicios customizables a cada persona, permitiendo que los emprendedores nos ayuden a resolver problemas que hoy en día tenemos.

Esa data nos ayudaría para estimular la economía de formas más sanas y precisas, convirtiéndose en conocimientos y luego en sabiduría. Y, por tanto, estos cambios que vienen podemos utilizarlos para seguir mejorando el bienestar financiero de las personas, las empresas y al país.

Por Santiago Camarena Torres, vicepresidente ejecutivo de Alpha Inversiones

Las opiniones expresadas en este artículo son única responsabilidad de su autor y no tienen que ver con la opinión ni línea editorial de Forbes República Dominicana.