Las empresas familiares no son ajenas al ecosistema empresarial. Incluso, a nivel global tenemos numerosos ejemplos de empresas familiares exitosas. Puedo citar al gigante Walmart, fundada por Sam Walton en 1962 y donde hoy en día la familia Walton aún controla el 48% de las acciones de la compañía. Igualmente tenemos a Corea del Sur, […]

Las empresas familiares no son ajenas al ecosistema empresarial. Incluso, a nivel global tenemos numerosos ejemplos de empresas familiares exitosas. Puedo citar al gigante Walmart, fundada por Sam Walton en 1962 y donde hoy en día la familia Walton aún controla el 48% de las acciones de la compañía. Igualmente tenemos a Corea del Sur, país famoso por los chaebols, que son esos modelos de empresa con estructuras similares a los conglomerados, pero más centrados y dependientes de los vínculos familiares. Ahí tenemos el caso de Samsung, el mayor grupo empresarial surcoreano, que también tuvo su origen en el seno de una compañía familiar, iniciada con Lee Byung-chul (fundador) en 1938 y que continuó con su hijo Lee Kun-Hee, quien fue presidente de la compañía desde 1987 a 2008 y de 2010 a 2020, rol que fue ocupado posteriormente por Lee Jae Yong, nieto del fundador, actual presidente de la compañía.

En República Dominicana, tenemos ejemplos de grandes consorcios empresariales como los Grupos de las familias Vicini, Corripio, Ramos, Lama, Estrella, Grullón, Brache, González Cuesta, Rizek; los Rainieri, que se mantienen con la segunda generación al frente de Grupo Punta Cana y ahora diversificándose en medios de comunicación; los Bonetti, que tienen más de 86 años de historia liderando empresas de comercialización de productos de consumo masivo desde Grupo SID, Grupo M, de la familia Capellán que se ha convertido en un gigante textil en El Caribe; los Marti o Santana Bonetti liderando el mercado de los hidrocarburos en el país; Méndez Capellán, desarrollando el mercado de remesas y servicios financieros; los León, que fundaron y mantuvieron durante décadas a Cervecería Nacional Dominicana, entre otros ejemplos.

Puntualizo que las empresas familiares en República Dominicana no solo pertenecen a conglomerados, sino que también destacan micro, pequeños y medianos negocios que tienen su origen en el capital semilla de las familias. Al respecto, en 2019 la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE) presentó cifras de que cerca del 90% de las empresas que se desarrollan en República Dominicana son gestionadas por familias.

Ahora bien, ¿qué les depara a estos negocios para competir en este nuevo contexto? El reto mayor está en sobrevivir a la transición generacional. Sea de la primera a la segunda o de la segunda a la tercera, estas empresas familiares deben contar con una estructura organizacional que permita ejercer una gobernanza adecuada para la toma de decisiones efectivas a largo plazo.

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Pero, en un mundo que evoluciona constantemente, es necesario que este tipo de empresas se mantengan preparándose para competir y prosperar en el nuevo panorama globalizado.

La tecnología y las tendencias emergentes mejoran la eficiencia y mantienen la relevancia de la empresa en el mercado. A través de ellas las compañías impulsan las soluciones digitales, automatizan sus procesos y explora nuevas plataformas para la comercialización.

La adaptabilidad a las nuevas tecnologías para mantenerse al día con las tendencias y oportunidades emergentes es fundamental. Esto implica, obviamente, fomentar la alfabetización digital y garantizar que todos los miembros de la familia conozcan y manejen las herramientas tecnológicas que impulsan la productividad y la conectividad en el mundo actual.

El fomento de la innovación, así como el espíritu emprendedor en los miembros de estas familias que lideran grupos empresariales son clave para asegurar el bienestar económico y la independencia financiera en un mundo cada vez más dinámico. Hay que inyectar esa chispa de no quedarse dentro del status quo y seguir buscando formas de reinventarse y mejorar en todos los aspectos.

Aquí la capacidad de mantener un mindset de crecimiento y de recuperación emocional también ayudará a los miembros de estas familias empresariales a superar obstáculos y afrontar los cambios con determinación y confianza. Asumir como propios estos principios contribuye en gran medida a sentar las bases sólidas que permitirán, no solo la transformación constante, sino también la permanencia en el tiempo de estas empresas.

La historia de la propia familia debe servir como inspiración, para así infundir orgullo y respeto a los más jóvenes. En este contexto, es necesario que haya un liderazgo inclusivo que enlace la experiencia de los miembros más antiguos con las ideas frescas de la nueva generación.