Durante una conversación, alguien mencionó que una de las razones por la que no hay billonarios en República Dominicana es “porque no hay empresas cotizando en bolsa”. En su momento, me hizo ruido; pero, luego de analizarlo, me hizo completo sentido. Pues, realmente las empresas más valoradas del mundo (y hay muchas) tienden a ser […]
Durante una conversación, alguien mencionó que una de las razones por la que no hay billonarios en República Dominicana es “porque no hay empresas cotizando en bolsa”. En su momento, me hizo ruido; pero, luego de analizarlo, me hizo completo sentido.
Pues, realmente las empresas más valoradas del mundo (y hay muchas) tienden a ser empresas públicas, dentro de las cuales hay un porcentaje importante de empresas familiares, tales como Walmart (código en bolsa: WMT), donde la familia Walton fundadora de la conocida empresa hoy posee alrededor del 40% de esta empresa valorada en +430,000 millones de dólares, con operaciones en 28 países y la cual emplea a más de 2 millones de personas alrededor del mundo.
Te puede interesar: Bolsa de Valores reconoce a los actores más destacados del mercado
Si revisamos la historia de Walmart WMT, así como de muchas otras empresas de acciones públicas, podemos notar que el crecimiento acelerado que han experimentado es en gran parte, gracias el capital que logran atraer desde el mercado de valores global, lo que permite impulsar sus inversiones y su expansión a nuevos mercados.
En la Lista de Millonarios Forbes, se puede apreciar un dato interesante: en estas últimas dos décadas la lista pasó de ser 470 individuos y valor total de 900,000 millones de dólares, a 2,640 personas y un valor capitalizable de USD12.2 trillones. Cuando vemos la fuente de la riqueza de estas personas, en un porcentaje significativo está vinculado a empresas que crecieron participando del mercado de valores, donde sus estrategias de emprendedores captaron no solo el interés de otros, sino los capitales necesarios que eventualmente las llevaron a avanzar rápidamente con respecto al resto y a ser los grandes disruptores de este siglo 21. Entre ellas podría mencionar a Microsoft, LVMH, Tesla, Walmart, Google, Unilever.
Haciendo una transición al mercado local, quisiera traer el caso de CISA (César Iglesias), empresa dominicana que se origina de un emprendimiento de unos inmigrantes españoles quienes iniciaron con una pequeña fábrica de velas, manteca y jabones. Han pasado 112 años, y ahora se inicia una reinvención que definitivamente transformará la visión del empresariado local y los portafolios de inversión de quienes poseen cuenta de corretaje en el mercado de valores dominicano. César Iglesias hoy es operada por la quinta generación de la familia, y gracias al proceso de transformación a una empresa de Oferta Pública, cuentan con un gobierno corporativo establecido, con un capital de aproximadamente USD300MM y con un futuro prometedor para sus inversionistas y potenciales accionistas.
Evidentemente, son muchos los retos por delante, pues deben seguir generando valor mientras profundizan en el cambio cultural que implica esta transformación de empresas familiares a familias empresarias.
Hoy en la República Dominicana existen más de 130,000 cuentas de corretaje, hay valores emitidos y custodiados localmente por un monto superior a los USD44 billones (+40% del PIB) con un crecimiento de los últimos 12 meses de + 10%, es decir, mensualmente se agregaron oferta de valores por el orden de USD400MM. Está claro que hay fondos y demanda suficiente por parte de los institucionales, el reto es que las próximas emisiones logren “pasar el filtro” y se adecúen al apetito de riesgo de estos grandes inversionistas, así como captar la atención del público en general, incluyendo inversionistas internacionales
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya vislumbra a República Dominicana como una economía avanzada para las próximas décadas. Según algunos análisis, proyectan que el PIB per cápita de Chile y RD serán muy similares para el 2028, es decir, dentro de 5 años. El escenario desde RD también se ve prometedor, pero aún con retos en muchas áreas, incluyendo el cotejo pendiente de que más empresas dominicanas coticen públicamente sus acciones, en un mercado de capitales iniciando, pero con la necesidad de “buenas inversiones” que generen valor y bienestar a las personas, a las empresas y al país.
Por Santiago Camarena, vicepresidente ejecutivo de Alpha Inversiones
Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente responsabilidad de su autor y no tienen que ver con la opinión de Forbes República Dominicana.