Existe una creciente demanda por los bonos temáticos, sobre todo por los que apuntan al desarrollo de proyectos que tienen un impacto positivo en el medioambiente.

En 2008, el Banco Mundial emitió el primer bono verde del mundo por un monto aproximado de 440 millones de dólares (mdd) para respaldar proyectos relacionados con el cambio climático. Esto abrió el camino a un mercado que desde entonces no ha parado de crecer, atrayendo a emisores e inversionistas que quieren mostrar su compromiso con la agenda global del cuidado del medioambiente.

Desde entonces, el mercado ha registrado un crecimiento anual promedio de alrededor de 95 % y cierra cada año con máximos históricos, llegando a alcanzar su pico más alto en los primeros tres meses de este 2024, según documenta la Iniciativa de Bonos Climáticos (CBI, por sus siglas en inglés), una organización internacional que trabaja para movilizar capital global para la acción climática.

La CBI registra que en el primer trimestre de este año se emitieron bonos verdes, sociales, sostenibles, vinculados a la sostenibilidad y de transición (GSS+) por un monto de 272,700 mdd, un 15 % más que en el mismo período del año anterior y un 41 % más que el cuarto trimestre de 2023. De ese volumen, los bonos verdes representaron el 64 %, alcanzando un nuevo récord trimestral con 195,900 mdd.

Europa es la región que acumula la mayor cantidad de emisiones de bonos verdes.

“Hay fuertes indicios de que este será un año récord para los bonos verdes y los mercados de deuda sostenible en general”, pronostica la CBI en su Actualización trimestral del mercado.

Incidencia de los bonos verdes

El Banco Mundial define los bonos verdes como títulos de deuda emitidos específicamente para generar capital destinado a respaldar proyectos que ofrecen beneficios ambientales o que están relacionados con el cambio climático.

Entre las posibles iniciativas admisibles se encuentran obras de energía renovable, de eficiencia energética, como los edificios eficientes, de gestión sostenible de residuos, conservación de la biodiversidad, transporte limpio, entre otros.

También puedes leer: Gobierno dominicano realiza su primera emisión de bonos verdes; aquí te contamos los detalles

Hasta el momento, el 75 % de las inversiones se concentra en tres sectores: energía, edificios y transporte, según la CBI.

Los proyectos aplicables para bonos verdes son sometidos a un riguroso proceso de evaluación por parte de expertos para determinar que cumplan con un objetivo ambiental como impulsar la transición hacia un desarrollo bajo en carbono, explica el Banco Mundial.

La entidad emisora realiza un seguimiento de la ejecución y presenta informes sobre el uso de los fondos y los impactos previstos en términos ambientales, detalla el documento explicativo titulado ¿Qué son los bonos verdes?

La emisión de bonos verdes refleja el compromiso de las personas y empresas con el medioambiente. Por esto muchas entidades tienden a difundir en los medios de comunicación cuando realizan una operación de este tipo, explica el informe del Banco Mundial.

La especialista en sostenibilidad y resiliencia climática, María Isabel Serrano Dina, refuerza este planteamiento al afirmar que “ser ambientalmente responsable mejora el posicionamiento de la empresa en el mercado nacional e internacional, le hace más competitivo y confiable”.

Bonos azules en ascenso

La historia de los bonos azules, destinados a la protección de los recursos hídricos, los océanos y su biodiversidad, se remonta a diez años después del nacimiento de los verdes, específicamente al 2018, con la emisión del primer bono azul para apoyar proyectos pesqueros y marinos sostenibles en la República de Seychelles, un archipiélago de 455 kilómetros cuadrados (km²) situado en la costa oriental de África.

Aunque estos todavía están en su etapa incipiente, se espera que también tengan un importante crecimiento en los próximos años.

“Hoy, los bonos azules están donde estaban los bonos verdes hace diez años, y el mercado está preparado para ver un crecimiento igualmente rápido”, prevé Serrano, especialista en sostenibilidad y resiliencia climática.

Serrano hace énfasis en que en el Caribe existe una oportunidad de negocio “particularmente nítida” para los bonos azules debido a que hay 23 estados pequeños e insulares que dependen casi por completo de que los océanos sigan sanos a largo plazo.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) proyecta que los bonos azules están posicionados para experimentar un “crecimiento impresionante”.

“Las inversiones oceánicas sostenibles están en ascenso. En una encuesta reciente, el 72 % de los inversionistas clasificó a la economía oceánica sostenible como algo en lo que se puede invertir. En todos los continentes están surgiendo miles de proyectos oceánicos sostenibles”, reseña el organismo en su informe Acelerando la emisión de bonos azules en América Latina y el Caribe.

Parte 1