Eres presidente del directorio de una empresa y este año decidieron cambiar al CEO, ascendiendo a un directivo con mucho potencial de la misma organización, quien tiene muy buenos conocimientos del negocio, está integrado a la cultura empresarial y cuenta con las habilidades duras y blandas necesarias para el puesto. Ese directivo estaba acostumbrado a […]
Eres presidente del directorio de una empresa y este año decidieron cambiar al CEO, ascendiendo a un directivo con mucho potencial de la misma organización, quien tiene muy buenos conocimientos del negocio, está integrado a la cultura empresarial y cuenta con las habilidades duras y blandas necesarias para el puesto. Ese directivo estaba acostumbrado a despachar continuamente con su exjefe –el anterior CEO–, dentro de los comités de gestión, reuniones grupales diversas y a través de reuniones uno a uno, tomando decisiones algunas veces con autonomía y otras con la conformidad de su jefe.
Dos meses después de su ascenso, ese directivo te busca preocupado, pues reconoce sentirse “solo”, ya que si bien rinde cuentas al directorio, no siente que tiene un “jefe” a quien acudir para orientación ni colegas de su mismo nivel jerárquico dentro de la organización con quienes contrastar puntos de vista. Si bien sus reportes directos tienen buen nivel directivo y una adecuada autonomía, hay muchas decisiones importantes en la empresa que dependen de él mismo. Si como miembros de un directorio debemos apoyar al CEO pero no interferir en su labor ejecutiva, ¿cómo podemos contrarrestar esa “soledad”, la cual podría inclusive condenarlo al fracaso, especialmente si es nuevo en ese rol?
En la punta del iceberg
Los CEO suelen tener no solo las mejores compensaciones económicas del mercado, sino también poder y mucha influencia, siendo vistos como personas exitosas, generando admiración e inclusive envidia en muchísimas personas. Sin embargo, no son “superhombres” y en contraste con lo que sucede en el caso de cualquier otro colaborador en la empresa, las organizaciones no suelen estar diseñadas para ayudarlos en su desarrollo.
Según una encuesta del 2018 de la consultora Egon Zehner entre 402 CEO de 11 países, el 38% admitió que cuando necesita un feedback honesto, recurre al presidente del directorio, 28% a algún miembro del directorio y un 24% “solo a su propio juicio”.
Feel so lonely!
Generalmente la soledad en una persona implica una carencia de amigos como consecuencia de no ser una buena compañía para otros, ya sea por tener comportamientos no aceptados o pobres habilidades sociales, pero según el libro “Loneliness Updated” de Ami Rokach, los CEO son más vulnerables que una persona promedio a sentir soledad debido a que tienen una sobre-visibilidad que implica tener que parecer “infalibles” y una alta responsabilidad en decisiones, disponiendo además de información reservada que en muchos casos no se puede compartir con terceros.
También puedes leer: Estrés, ansiedad y otros problemas mentales, enemigos invisibles de los emprendedores
Según la investigación “Lonely at the Top: How Senior Leaders Navigate the need to Belong?” realizada con CEOs chilenos y publicada en el 2018 en el Journal of Leadership & Organizational Studies, los CEOs estudiados se sienten solos debido a la naturaleza de su rol, lo que sería común en Latinoamérica, región caracterizada por una cultura de individualismo y por la costumbre de los CEOs a mostrarse como más poderosos de lo que realmente son.
El directorio como “caja de resonancia”
Un directorio debería trabajar con su CEO antes, durante y especialmente después que éste ha sido seleccionado. Si bien un CEO puede sentir miedo o inseguridad para ir a su directorio a pedir ayuda, los directorios deberían de ser más proactivos sobre la gestión del CEO, convirtiéndose en un mecanismo confiable de feedback y guía, pero sin interferir en la labor ejecutiva.
Según el célebre CEO de Apple Tim Cook, más que la soledad “en la cima”, el problema está en el “aislamiento”. Como órgano colegiado que es un directorio, generemos la confianza suficiente en nuestro CEO para que recurra a nosotros y no se aísle.
¿Qué puede hacer el directorio para acompañar mejor al CEO?
1. Clarificar roles
El directorio aprueba el plan estratégico de la empresa y se encarga del gobierno, asegurando que se cumpla la misión organizacional. El CEO ejecuta el plan estratégico con su equipo.
2. Relación Presidente-CEO
El presidente del directorio deberá de generar confianza con su CEO, para efectos de poder revisar abiertamente los resultados de sus evaluaciones de desempeño y encuestas de 360º, así como brindarle un feedback sobre su relación con el directorio, convirtiéndose en su mentor y coach.
3. Heterogeneidad del Directorio
El directorio debería de tener la flexibilidad y destrezas suficientes como para apoyar oportunamente al CEO, por lo que deberíamos tener miembros de directorio con distintas especialidades y con expertise en distintas áreas funcionales.
4. Comités del Directorio
Idealmente, algunos miembros del directorio deberían de integrar comités -como es el caso de gestión del talento, tecnología o riesgos- que interactúen con el CEO y algunos otros directivos de la empresa, convirtiéndose estos órganos en un buen apoyo a la gestión del CEO.
5. Grupos de CEOs
Fomentemos que el CEO integre alguno de los grupos de CEOs de empresas de distintos rubros que propician el compartir objetivos, problemas y soluciones. Henry Ford solía reunirse con otras personas talentosas y de alto nivel como él, compartiendo así su experiencia y aprendiendo distintos enfoques.
Por César Antúnez de Mayolo, profesor de Pacífico Business School y director independiente de empresas.
Las opiniones expresas en este artículo son responsabilidad de su autor y no tienen que ver con la opinión de Forbes República Dominicana.