El día que llegaron a las instalaciones de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) en Huntsville, Alabama, su rover, en el que habían trabajado durante nueve meses y con el que iban a participar en la competencia, falló. Ante un imprevisto como este otros probablemente habrían recogido sus cosas y regresado a […]
El día que llegaron a las instalaciones de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) en Huntsville, Alabama, su rover, en el que habían trabajado durante nueve meses y con el que iban a participar en la competencia, falló.
Ante un imprevisto como este otros probablemente habrían recogido sus cosas y regresado a sus casas, pero el equipo Apolo 27 del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), de República Dominicana, decidió arreglar el vehículo para seguir adelante sin importar las circunstancias.
De noche, bajo la lluvia y con un intenso frío los 14 jóvenes dominicanos, con el liderazgo de Ezequiel Díaz (mentor del grupo) se pusieron a trabajar en el parqueo del hotel donde se hospedaban hasta arreglar el prototipo que presentarían en el NASA Human Exploration Rover Challenge (HERC) 2023.
“Algunos teníamos hasta 72 horas sin dormir y en menos de doce horas cambiamos el sistema de transmisión de potencia del vehículo completo…”, recuerda Eduardo Ortega, uno de los participantes de este año.
No rendirse nunca ha sido precisamente la clave del éxito del Apolo 27 desde su fundación en el 2018, afirma Díaz, quien ha sido el guía de los grupos desde el principio.
“Este es un equipo que no se rinde. Nosotros pudimos recoger el rover, pedir un cambio de vuelo y devolvernos para atrás, como hicieron algunas universidades, pero preferimos amanecer trabajando con la única esperanza de poner en alto la bandera de tu país”, destaca Díaz.
La persistencia y trabajar unidos por un mismo fin fue determinante para que el Apolo 27 obtuviera dos reconocimientos este año, a pesar de las limitaciones que tenían en comparación con otros grupos que acuden a la competencia con grandes recursos.
“Nosotros llegamos allá con el vehículo en cinco maletas y siete cajas mientras otros lo llevaron en un trailer (…). Tuvimos que armarlo en el estacionamiento del hotel cuando llegamos y para traerlo tuvimos que desarmarlo y comprar como 14 bultos porque las cajas en las que lo llevamos se dañaron por la lluvia”, recuerda Ortega.

Proceso de selección y preparación
El Apolo 27 comenzó a participar en el Human Exploration Rover Challenge (HERC) en el 2019 y cada año más estudiantes quieren formar parte del equipo, que ha sido reconocido por el presidente de la República, Luis Abinader.
Entrar al grupo no es fácil. De todos los que aplican solo entran los más brillantes y los que están dispuestos a trabajar con pasión y entrega por un objetivo común. El proceso de reclutamiento dura alrededor de dos meses.
Los seleccionados trabajan en el proyecto durante unos nueve meses y deben ir rindiendo reportes a la NASA sobre sus avances. La agencia establece cronogramas que tienen que cumplir.
Cada año se conforma un equipo multidisciplinario, compuesto por jóvenes de diferentes carreras. El de este año lo integraban cinco hembras y nueve varones.

Desafíos que enfrentan
El camino para llegar a la competencia no es fácil, durante los meses de trabajo hay conflictos, algunos miembros se desaniman y quieren salir del equipo, afloran los miedos, los egos….
“Uno de los mayores desafíos es la gente, el manejo del personal es crítico”, dice el mentor, quien muchas veces tiene que fungir hasta como psicólogo. Por eso su rol dentro del grupo es indispensable.
“El profesor es esa luz que nos guía en la oscuridad. Él nos ayuda fluir como equipo, a fortalecer las relaciones interpersonales, sin él no estaríamos donde estamos”, valora Ortega.
Otro de los retos que enfrentan es la dificultad para obtener recursos. Díaz estima que el costo de construcción del rover oscila entre los 35,000 y 45,000 dólares y el viaje a las instalaciones de la NASA sale por lo menos en 30,000 dólares.
Cada año los requerimientos de la NASA en la competencia cambian y cada parte del vehículo tiene que ser original. Por eso “sin dinero no se mueve el proyecto”, afirma Díaz.
El profesor destaca que aunque al principio nadie los apoyaba en los últimos años varias empresas les han brindado apoyo. Este año contaron con el patrocinio de Banreservas, Guarina Max, CoopReservas, Fundación Brugal, Fundapec, Fundación AES Dominicana, Terra Agrocorp y donaciones particulares.
¿Qué obtienen los participantes?
Hasta ahora los participantes han recibido subvenciones para completar sus estudios de grado en el INTEC y becas para realizar maestrías, doctorados u otras especialidades en cualquier universidad del mundo que elijan.
¿Cuál es la finalidad de la competencia?
El objetivo principal de NASA Human Exploration Rover Challenge (HERC) es que los estudiantes diseñen, construyan y pongan a prueba vehículos de exploración espacial capaces de funcionar en la Luna o en el planeta Marte.
Esto quiere decir que los prototipos diseñados por el Apolo 27 podrían ser utilizados en las exploraciones reales de la NASA. Por eso los rover deben ser capaces de transportarse y adaptarse a terrenos similares a los cuerpos celestes para ver cómo responden, los problemas que enfrentan y cómo los astronautas podrían solucionarlos.
La iniciativa forma parte de la misión Artemis, que pretende llevar a la primera mujer y primera persona de color a la Luna para explorar y tomar muestras en busca de líquido u otros elementos.
“Colaboraremos con socios comerciales e internacionales y estableceremos la primera presencia a largo plazo en la Luna. Luego, usaremos lo que aprendamos sobre la Luna y sus alrededores para dar el próximo gran salto: enviar a los primeros astronautas a Marte”, explica la agencia sobre el proyecto.
Futuro de las STEM en RD
Ezequiel Díaz, quien es profesor de Ingeniería Mecatrónica en el INTEC y mentor del Apolo 27 desde sus inicios, considera que en el país se está despertando el interés por las áreas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM por sus siglas en inglés), pero entiende que los jóvenes necesitan mayor motivación para incorporarse a estas disciplinas.
“Hay una apertura, pero creo que el país debe establecer una estrategia gubernamental de desarrollo de las STEM, que esto se enseñe desde los colegios porque aquí hay mucha gente brillante, hay que crear las plataformas para que los muchachos puedan explotar ese potencial”, opina el catedrático.
Eduardo Ortega, un joven de 20 años estudiante de Ingeniería Aeroespacial en el INTEC, coincide con su maestro y afirma que muchos jóvenes dominicanos pueden ser científicos y destacarse en las STEM si se les incentiva, comenzando por ofrecerle salarios dignos para que no se sientan atraídos a implementar sus conocimientos en otros países.
“Tenemos que tener un sistema para que cuando esos cerebros terminen de formarse en otros países puedan regresar y tengan un lugar digno para trabajar, donde se les recompense por lo que vale su cerebro. Hay que valorar el cerebro dominicano, hay que invertir en nosotros”, concluye el joven.