Es fundamental establecer programas que atiendan la salud mental y emocional de los colaboradores.
Antes de la pandemia ya existía en las organizaciones una gran presión y estrés laboral. Sin embargo, desde que inició el agotamiento por las cargas de trabajo, la ansiedad debida a la incertidumbre e incluso el aumento en casos de depresión, ha llevado a muchas personas a experimentar el llamado “burnout”.
Este síndrome es considerado por la Organización Mundial de la Salud como una enfermedad laboral que deteriora la salud física y mental de los individuos. Aparece como una respuesta al estrés crónico, lo que lleva a un cansancio extremo físico y mental. Quien lo experimenta se muestra irritable y desmotivado en su trabajo y con sus compañeros, además de sentir que las demandas laborales lo sobrepasan.
Son diversas las causas del “burnout”, entre ellas destacan las tareas y actividades extralaborales que son demandantes, ciertos rasgos de personalidad (como el perfeccionismo) y un estilo de vida estresante. Este síndrome lo puede presentar cualquier persona, pero usualmente tiende a afectar a quienes tienen trabajos que son física o emocionalmente estresantes y pasan muchas horas trabajando.
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Algunos estudios indican que más de ¾ partes de los empleados en diversos países han experimentado algún tipo de burnout en su trabajo en los últimos 24 meses, según señala un comunicado enviado por el Project Management Institute (PMI), organización especializada en dirección de proyectos.
Características de las personas con burnout
Las personas que se sienten psicológicamente inseguras tienen miedo de hacer preguntas o decir lo que piensan. Son reacias a aportar ideas. Y no están dispuestas a actuar con valentía o dar ese esfuerzo adicional por temor a cometer un error y ser ridiculizados o culpados. Esta situación, aunada al síndrome de burnout, puede provocar renuncias que empeorarían la estabilidad del trabajador.
Estas situaciones, además de lo que le produce a la persona, cuestan anualmente un billón de dólares por pérdida de productividad a la economía mundial, indica el informe emitido por el PMI.
La buena noticias es que diversas organizaciones están respondiendo positivamente al enfocarse en la salud mental y el bienestar de los empleados fomentando y manteniendo un entorno laboral psicológicamente seguro y estable. Además de buscar maneras de prevenir el burnout, sin importar que el trabajo sea remoto, híbrido o presencial.
De acuerdo con Ricardo Triana, director de América Latina para Project Management Institute (PMI), organización especializada en dirección de proyectos, es fundamental establecer programas que atiendan la salud mental y emocional de los colaboradores. Esto incluye formas de manejar el estrés, horarios flexibles, actividades para el bienestar de los trabajadores como sesiones de meditación, clases de yoga presenciales o en línea y técnicas de relajación, entre otras.
También es necesario que los directores y líderes de empresas reciban información y capacitación acerca de lo que es el burnout y cómo afecta la vida de los empleados y a la organización en sí misma. Los miembros del equipo que se sienten psicológicamente seguros en su trabajo tienen menos probabilidades de renunciar o caer en estados de estrés y depresión.
Dentro de la creación de un entorno de trabajo psicológicamente seguro, existen o se desarrolla en cuatro etapas:
- Seguridad de inclusión. Aborda la necesidad humana básica de pertenecer y nos permite sentirnos seguros trayendo nuestro yo auténtico al trabajo.
- Seguridad del alumno. Satisface la necesidad de aprender y crecer y permite a los miembros de la organización sentirse seguros haciendo preguntas, explorando ideas y participando en un aprendizaje activo.
- Seguridad del contribuyente. Aborda la necesidad de marcar la diferencia. Permite llevar las habilidades al trabajo y aportar ideas y sugerencias.
- Seguridad del retador. Satisface la necesidad de mejorar las cosas y permite desafiar el statu quo y ayudar a impulsar el cambio y las mejoras.
Si el trabajo es remoto será necesario alentar a todos los miembros a hablar, observar sus reacciones, tener conversaciones uno a uno y conversar con ellos acerca de cómo se sienten en esta nueva modalidad fomentando la retroalimentación. También ayudar a las personas a conectar con los objetivos de un proyecto y los resultados deseados.
Invertir y fomentar los programas de bienestar mental que prevengan síndromes como el burnout ayudará a toda la organización y repercutirá de forma positiva en la labor de todos sus colaboradores, concluye el comunicado.