La velocista en la disciplina de 400 metros planos ha ganado dos medallas olímpicas, dos medallas mundiales y la Liga Diamante.

La mujer que ha regalado a los dominicanos los 49 segundos más emocionantes se llama Marileidy Paulino. 

Cuando en agosto de 2021 detuvo el cronometro de los Juegos Olímpicos a los 49.20 segundos, la velocista aseguró la medalla de plata en la carrera de los 400 metros planos. En ese mismo evento, también obtuvo otra medalla de plata en la competencia de relevo mixto 4×400 metros.

En ese momento, Marileidy se convirtió en la primera mujer de República Dominicana en ganar una medalla de plata en una competencia individual, y también, es la primera atleta en toda la historia del país en ganar dos medallas en la misma edición de Juegos Olímpicos.

Desde entonces, no ha parado de mantener en vilo a sus seguidores cada vez que pisa la pista. Este año ha cerrado con el éxito en la Liga Diamante, en la que rompió su propio récord, al lograr la carrera de 400 metros, en 48.99 segundos. 

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“Una mujer poderosa es aquella que lucha día tras día sin importar los obstáculos que se le presentan, que a pesar de todo mantiene una fe gigante en Dios y que sabe que sí se puede. A las mujeres yo les digo que sigan sus sueños, que no se detengan, que no se pongan límites en su vida. Todo es un proceso que tarde o temprano las va a llevar el éxito”, afirma la corredora, de 25 años.

Tras cada zancada de la atleta olímpica, queda orgullo y admiración entre los dominicanos, que conocen la historia de superación que nació en una comunidad humilde de Nizao, provincia Peravia, donde empezó a practicar voleibol y después balonmano en su adolescencia. Pero fue a los 19 años que encontró en correr la verdadera pasión deportiva.

Marileidy Paulino cuenta a Forbes que creció en una familia rica de fe en Dios y amor, pero limitada de recursos económicos, tanto como para no tener la posibilidad de comprarle el calzado que necesitaba para entrenar: “Al principio yo corría descalza, después usaba medias y luego busqué unas zapatillas prestadas. Todo eso hasta que me pude comprar unas zapatillas, con los ahorros que logré reunir con lo que ganaba”, recuerda.

Dice que mientras está compitiendo, eleva una plegaria a Dios para le ayude a llegar a la meta sana y salva, sin ninguna lesión y sin importar el lugar que ocupe.

“Sí tuve unos momentos en los que pensé dudar un poco porque no veía los resultados que yo quería, pero entendí que todo es con paciencia y que a pasos cortos se pueden alcanzar a grandes logros”, expresa.

“Don Gregorio, Nizao, representa para mí el pueblo que me vio nacer, donde me crié con una buena educación junto a mi familia, mis hermanos. Creo que de ahí se puede sacar una juventud que se refugie en el deporte, tanto en voleibol, baloncesto, balonmano, beisbol ya tiene, pero me enfocaría más en balonmano, en voleibol y en atletismo, que es mi disciplina, claro”, indica la velocista.