En una era en que la tecnología se ha convertido en la columna vertebral de nuestra existencia como civilización, se está exacerbando un riesgo nuevo e insidioso que amenaza con alterar nuestra comprensión de la realidad, y por consecuencia, nuestra comprensión de la vulnerabilidad empresarial. Por Peter Bäckman La sobredependencia en la tecnología, sumada al […]

En una era en que la tecnología se ha convertido en la columna vertebral de nuestra existencia como civilización, se está exacerbando un riesgo nuevo e insidioso que amenaza con alterar nuestra comprensión de la realidad, y por consecuencia, nuestra comprensión de la vulnerabilidad empresarial.

Por Peter Bäckman

La sobredependencia en la tecnología, sumada al rápido avance de la inteligencia artificial y las supercomputadoras, está ocurriendo en un contexto de un lento – y no tan lento – derrumbe del orden global existente. Esta combinación de factores crea una tormenta perfecta que agrava los riesgos para nuestra infraestructura digital y, por ende, para la estabilidad de nuestras sociedades.

La industrialización marcó un punto de inflexión donde las empresas tuvieron que adaptarse y cambiar para sobrevivir y prosperar. Con la llegada de la globalización, las organizaciones se transformaron nuevamente para competir en un mercado internacional más amplio y diverso. Posteriormente, la transformación digital trajo consigo otra ola de cambios, obligando a las organizaciones a modernizarse y adoptar tecnologías emergentes para mantenerse relevantes.

Ahora, nos encontramos en un nuevo paisaje integrado que exige un cambio constante y continuo. Las empresas deben ser más ágiles, innovadoras y resilientes que nunca. Esta nueva era requiere una adaptación no solo a las tecnologías digitales, sino también a las dinámicas cambiantes del mercado, las expectativas de los consumidores y las complejidades globales. Las organizaciones que prosperarán serán aquellas que puedan evolucionar y reinventarse continuamente, adoptando una mentalidad de cambio como parte esencial de su ADN.

Dependencia de la tecnología

La transición de un mundo dominado por interacciones físicas a uno donde la tecnología digital permea todos los aspectos de nuestra vida ha sido rápida y radical. Hemos pasado de utilizar la tecnología como una herramienta de apoyo a depender completamente de ella para nuestras necesidades diarias y profesionales. Este cambio ha creado una realidad donde las líneas entre lo físico y lo digital están borrosas, generando nuevas vulnerabilidades.

Dependemos de infraestructuras tecnológicas para servicios esenciales como electricidad, agua y comunicaciones, y cualquier fallo en uno de estos sistemas puede provocar efectos en cascada, afectando múltiples sectores simultáneamente.

Muchas empresas han adoptado nuevas tecnologías sin comprender completamente cómo integrarlas de manera segura y efectiva, lo que ha creado puntos vulnerables en sus sistemas. Esta falta de integración adecuada expone a las organizaciones a riesgos adicionales, comprometiendo su seguridad y estabilidad operativa.

Alcance y potencial de la IA

La inteligencia artificial (IA) representa uno de los desarrollos tecnológicos más prometedores y, al mismo tiempo, uno de los más incomprendidos. A pesar de sus numerosos avances y aplicaciones potenciales, la falta de una comprensión completa de la IA y su alcance plantea riesgos significativos que deben ser abordados con urgencia.

Muchas organizaciones se apresuran a implementar soluciones de IA sin una visión clara de sus capacidades y limitaciones.

Esta falta de comprensión puede conducir a decisiones erróneas y a la creación de sistemas inseguros. Por ejemplo, una empresa puede invertir en un sistema de IA para mejorar su servicio al cliente, sin darse cuenta de que el algoritmo subyacente carece de la capacidad para manejar ciertas situaciones complejas o inusuales.

Este desconocimiento puede resultar en una mala experiencia para el cliente y en una pérdida de confianza en la marca. Además, la falta de comprensión sobre cómo funcionan los algoritmos de IA puede llevar a la subestimación de los riesgos asociados, como los sesgos inherentes en los datos de entrenamiento que pueden perpetuar la discriminación y la desigualdad.

La IA tiene el potencial de transformar industrias enteras, pero también plantea preguntas éticas cruciales sobre el empleo, la privacidad y la seguridad.

Por un lado, la automatización impulsada por la IA puede aumentar la eficiencia y reducir costos, pero también puede llevar a la pérdida de empleos en sectores que dependen de la mano de obra humana. La seguridad también es una preocupación, ya que los sistemas de IA pueden ser manipulados o hackeados para fines malintencionados, como el robo de datos personales o la interferencia en procesos críticos.

La creciente dependencia de la IA puede llevar a una falta de habilidades humanas críticas y a una mayor vulnerabilidad ante fallos tecnológicos o manipulaciones malintencionadas.

A medida que las organizaciones y las sociedades delegan más tareas a la IA, corren el riesgo de perder habilidades esenciales que son necesarias para funcionar sin estas tecnologías. Por ejemplo, los empleados pueden volverse excesivamente dependientes de los sistemas automatizados para la toma de decisiones, perdiendo así la capacidad de pensar críticamente y resolver problemas de manera independiente.

Además, una dependencia excesiva de la IA puede crear puntos únicos de falla; si un sistema crítico de IA falla o es comprometido, las consecuencias pueden ser desastrosas.

Como dice el astrónomo Neil deGrasse Tyson: “Aprender matemáticas no es solo memorizar fórmulas, es entender los conceptos y ver cómo todo se conecta en un sistema lógico y coherente. Es una forma de ver el mundo con claridad y precisión.” Nos advierte que, al perder estos conocimientos, también estamos perdiendo el proceso de aprendizaje y dejándolo en manos de las computadoras.

Impacto del cambio climático

El cambio climático no solo está alterando nuestro medio ambiente, sino que también plantea serios desafíos para la infraestructura digital que sustenta nuestra sociedad moderna.

A medida que los fenómenos climáticos extremos se vuelven más frecuentes e intensos, la resiliencia y la seguridad de las redes tecnológicas y de comunicación se encuentran bajo una amenaza creciente.

Los fenómenos climáticos extremos, como huracanes, inundaciones y olas de calor, pueden causar daños significativos a la infraestructura física que soporta los sistemas digitales.

Las torres de comunicaciones, los centros de datos y los cables de fibra óptica están en riesgo de sufrir daños por viento, agua y calor extremo.

Estos daños no solo interrumpen los servicios digitales, sino que también pueden causar pérdidas económicas significativas para las empresas y las economías locales.

Además, el cambio climático puede exacerbar las vulnerabilidades existentes en la infraestructura digital. Las redes eléctricas, esenciales para el funcionamiento de todos los sistemas tecnológicos, están especialmente expuestas a los fenómenos climáticos extremos.

Los apagones causados por tormentas severas pueden desconectar regiones enteras del acceso a internet y a otros servicios digitales críticos. La interdependencia entre la infraestructura digital y la red eléctrica significa que las fallas en un sistema pueden tener efectos en cascada, afectando múltiples sectores simultáneamente.

La importancia de abordar estos riesgos es crucial no solo para las empresas, sino también para la seguridad nacional y el bienestar público.

La infraestructura digital es la columna vertebral de muchos servicios esenciales, incluidos los servicios de emergencia, el suministro de agua y energía, y las comunicaciones.

La interrupción de estos servicios puede tener consecuencias graves, afectando la capacidad de las comunidades para responder a las emergencias climáticas y recuperarse de ellas. Por lo tanto, es vital que los gobiernos y las empresas colaboren para fortalecer la resiliencia de la infraestructura digital frente a los riesgos climáticos.

En este contexto, las políticas y regulaciones gubernamentales desempeñan un papel fundamental. Los gobiernos deben implementar normativas que exijan a las empresas de tecnología y comunicaciones evaluar y mitigar los riesgos climáticos.

Rol del liderazgo empresarial

En el contexto de una dependencia creciente de la tecnología y la inteligencia artificial, los líderes empresariales tienen una responsabilidad crucial: comprender cada aspecto de sus operaciones comerciales y gestionar proactivamente los riesgos asociados. Este conocimiento y gestión no solo garantizan la continuidad del negocio, sino que también protegen a la organización contra amenazas emergentes.

Para mitigar los riesgos asociados con la implementación de tecnologías avanzadas, los líderes empresariales deben llevar a cabo evaluaciones comprensivas con una conciencia aguda de los riesgos. Esto implica varios pasos clave:

  1. Mapeo exhaustivo de la infraestructura tecnológica: Los líderes deben tener un conocimiento profundo de todas las tecnologías utilizadas en la organización, desde los sistemas básicos de TI hasta las aplicaciones más avanzadas de IA. Este mapeo debe incluir una evaluación de las interdependencias entre sistemas y las posibles vulnerabilidades en cada punto.
  2. Análisis de escenarios en el “peor de los casos”: Es importante considerar un ejercicio de peores escenarios desde una perspectiva de riesgo. Esto nos permite prepararnos para las situaciones más adversas, identificar posibles vulnerabilidades y desarrollar estrategias de mitigación efectivas. Al anticipar y planificar para los peores casos, podemos fortalecer nuestra resiliencia y capacidad de respuesta ante cualquier eventualidad. Grandes problemas requieren grandes soluciones.
  3. Auditorías regulares de seguridad: Las auditorías de seguridad deben ser una práctica habitual para identificar y corregir vulnerabilidades en los sistemas tecnológicos. Estas auditorías deben ser llevadas a cabo por expertos internos o externos, y sus resultados deben ser utilizados para fortalecer las medidas de seguridad y proteger los datos sensibles de la organización.
  4. Capacitación continua del personal: La educación y el entrenamiento del personal son esenciales para mantener una conciencia de riesgo en toda la organización. Los empleados deben ser capacitados regularmente en prácticas de ciberseguridad, manejo de datos y comprensión de los sistemas de IA. Esta capacitación asegura que todos en la organización estén preparados para identificar y responder a posibles amenazas.
  5. Desarrollo de un marco ético: Implementar un marco ético claro para el uso de la IA y otras tecnologías avanzadas es crucial. Este marco debe abordar cuestiones como la privacidad de los datos, el sesgo algorítmico y el impacto social de la automatización. Los líderes deben garantizar que la implementación de la IA se alinee con los valores y principios de la organización.
  6. Planificación de contingencias: La preparación para posibles fallos tecnológicos es vital. Los líderes deben desarrollar y mantener planes de contingencia que delineen los pasos a seguir en caso de interrupciones en la infraestructura tecnológica. Estos planes deben ser probados y actualizados regularmente para asegurar su eficacia. Como dice el dicho “Un plan que no ha sido probado bien, es solo palabras en papel."

EL ACERCAMIENTO TEDCAP

En un mundo donde la tecnología se integra cada vez más en todos los aspectos del negocio, es esencial que las organizaciones cultiven una cultura de riesgo robusta. Más allá de las evaluaciones y auditorías técnicas, todos los miembros de la organización, desde los altos ejecutivos hasta los empleados de primera línea, deben entender y valorar la importancia de gestionar los riesgos tecnológicos de manera efectiva. Una cultura de riesgo fuerte no solo mitiga amenazas potenciales, sino que también impulsa a la organización hacia la innovación y el crecimiento sostenible.

Uno de los pilares fundamentales para fomentar una cultura de riesgo es establecer canales de comunicación abiertos.

Esto significa crear un entorno donde los empleados se sientan seguros para reportar posibles riesgos o vulnerabilidades sin temor a represalias.

La comunicación abierta permite que la información crítica sobre posibles amenazas se comparta rápidamente y llegue a las personas adecuadas que pueden tomar medidas preventivas. Para lograr esto, las organizaciones deben implementar sistemas de reporte anónimos, fomentar un ambiente de confianza y realizar reuniones regulares sobre riesgos.

Para que los empleados participen activamente en prácticas de seguridad y gestión de riesgos, es importante crear incentivos que los motiven.

Los incentivos pueden ser tanto monetarios como no monetarios, y deben estar diseñados para reconocer y recompensar a aquellos que contribuyen a la seguridad de la organización. Algunas estrategias incluyen ofrecer bonificaciones y recompensas, reconocer públicamente a los empleados que han demostrado un compromiso destacado con la seguridad y proporcionar oportunidades de desarrollo profesional en áreas relacionadas con la ciberseguridad y la gestión de riesgos.

El papel del liderazgo en la promoción de una cultura de riesgo no puede ser subestimado. Los líderes deben predicar con el ejemplo, demostrando un compromiso claro y visible con la gestión de riesgos y la seguridad tecnológica.

Fomentar una cultura de riesgo dentro de una organización es esencial para navegar los desafíos de este tsunami invisible en un mundo cada vez más dependiente de la tecnología.

A través de la comunicación abierta, incentivos para la seguridad y liderazgo ejemplar, las organizaciones pueden crear un entorno donde la gestión de riesgos se convierta en una responsabilidad compartida y valorada por todos. Esta cultura de riesgo no solo protege a la organización de posibles amenazas, sino que también fortalece su resiliencia y capacidad para adaptarse a un entorno tecnológico en constante cambio.

Peter Bäckman, CEO y fundador de TedCap, es especialista en seguridad y en soluciones estratégicas de resiliencia empresarial

Las opiniones expresadas en este artículo son única responsabilidad de su autor y no tienen que ver con la opinión de Forbes República Dominicana.