La utilización del cobre en vehículos eléctricos comparados con los de combustión interna es 281% mayor.
Es innegable que desde la pandemia los temas ambientales se han hecho cada vez más relevantes, para los gobiernos, inversionistas y consumidores y tal vez uno de los más cruciales es el del calentamiento global y la reducción de las emisiones. Es por eso, que gran parte de la atención se ha centrado en el desarrollo y masificación de vehículos eléctricos, donde si bien Tesla es un referente, lo cierto es que cada marca relevante en el mercado tiene algún tipo de programa de desarrollo o alianza buscando producir vehículos de este tipo.
Para entender un poco más la magnitud de esto, según la International Energy Agency – IEA alrededor de 14 millones de nuevos automóviles eléctricos fueron registrados en el mundo en 2023, un 35% más que en 2022 y ahora representan un 18% del total de vehículos. De acuerdo con el mismo informe, una tendencia importante de este crecimiento es la concentración en pocos mercados ya que el 95% de todos los registros se dieron en China (60%), Europa (25%) y Estados Unidos (10%), lo que también explica el crecimiento de marcas del país asiático como BYD, SAIC y Geely entre otras.
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Ahora bien, entendiendo este panorama general, vale la pena notar que un elemento crucial en la masificación de estos vehículos viene de la mano de un metal muy utilizado en otros procesos industriales: el cobre. Tal y como puede verse en el gráfico de la derecha la utilización de este metal en vehículos eléctricos comparados con los de combustión interna es 281% mayor, ya que se usa para los motores, baterías, el cableado y hasta la infraestructura asociada. Como es de esperarse esta mayor expectativa ha impulsado la demanda por el metal, viendo en el gráfico de la izquierda que desde el 7 de febrero hasta el 8 de mayo el precio del futuro genérico ha aumentado alrededor de 24%.
Si bien este es un mercado naciente, las posibilidades de crecimiento dependerán en gran medida de abaratar los costos de los vehículos, bien sea a través de nuevas tecnologías o de incentivos por parte de los gobiernos, así como del desarrollo de infraestructura de forma masiva. Sin embargo, de darse las condiciones adecuadas en el mediano plazo hay regiones donde existen posibilidades de crecimiento, por ejemplo, Latinoamérica y el sudeste asiático que podrían aumentar la demanda de estos vehículos y por su puesto impulsar aún más el precio del cobre.
Les dejo el informe de la EIA si quieren ahondar más.
*El autor es fundador de Gandini Análisis, plataforma donde crea contenido de análisis sobre mercados financieros y economía. También es el creador del podcast Gandini Análisis y se desempeña como profesor en diferentes universidades en temas asociados a finanzas y economía.
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