En el dinámico escenario económico de la República Dominicana, la inversión extranjera directa (IED) ha desempeñado un papel fundamental, catapultándonos a la cima de la región de Centroamérica y el Caribe. Al cierre del año 2022, hemos alcanzado una cifra récord de cuatro mil millones de dólares en IED, la más alta de los últimos […]

En el dinámico escenario económico de la República Dominicana, la inversión extranjera directa (IED) ha desempeñado un papel fundamental, catapultándonos a la cima de la región de Centroamérica y el Caribe. Al cierre del año 2022, hemos alcanzado una cifra récord de cuatro mil millones de dólares en IED, la más alta de los últimos 30 años. Este logro consolida nuestra posición como líder indiscutible en la captación de inversión extranjera en la región y nos posiciona como uno de los principales destinos en toda Latinoamérica. Ante este panorama alentador, es crucial no perder de vista el factor determinante que contribuye a este éxito: el clima propicio para la inversión.

Las contribuciones de las empresas de IED son vitales para la estabilidad económica y el desarrollo sostenible del país. Su impacto abarca áreas fiscales, laborales, generación de divisas y seguridad social. Además, estas empresas juegan un papel esencial en el desarrollo empresarial y social mediante la transferencia de tecnologías, conocimientos y prácticas de gobierno corporativo. Según el estudio de ASIEX, basado en estadísticas oficiales de 2022, las empresas de IED representaron el 3.9% del PIB, realizaron el 73% de las exportaciones nacionales y generaron más de 200 mil empleos formales.

Es fundamental reconocer que las empresas de IED no solo aportan económicamente, sino que también reinvierten el 60.9% de sus utilidades, demostrando su compromiso a largo plazo con el desarrollo dominicano. Sin embargo, para mantener este impulso, es imperativo establecer una estrategia nacional para fomentar tanto las inversiones como la reinversión. Este enfoque debe ser liderado por instancias oficiales como el Gabinete de Inversión y Prodominicana, involucrando a los sectores público y privado en un diálogo plural y constructivo.

El estudio subraya la necesidad de una planificación a corto, mediano y largo plazo, que aborde las demandas actuales de la inversión. La estabilidad y el bienestar de la población dominicana dependen directamente de la capacidad del país para mantener y aumentar estos flujos de inversión. Es aquí donde la colaboración entre el gobierno y el sector privado se vuelve crucial.

El 40% de las empresas con Inversión Extranjera Directa (IED) emplea a más de 150 trabajadores, una categoría que engloba a menos del 2% de las empresas locales sin IED. Esta disparidad resalta la capacidad de generación de empleo de las firmas extranjeras, marcando una clara diferencia en términos de impacto laboral.

Me permito destacar, además que, desde el inicio de la pandemia, se han creado 65,000 empleos directos vinculados a la IED, mostrando un incremento del 12% en comparación con los datos de 2018. Este crecimiento supera el 8% observado en el sector privado sin IED, subrayando el papel significativo que desempeñan las empresas extranjeras en la generación de oportunidades de empleo y en el impulso de la actividad económica.

No debemos subestimar la importancia de mantener un clima propicio para la inversión extranjera. Es necesario asegurar que las empresas que ya confían en la economía dominicana sigan expandiendo sus inversiones y que nuevas empresas vean al país como un destino confiable. Esto implica mantener condiciones atractivas y previsibles que fomenten la inversión a largo plazo.

En este contexto, es relevante destacar la importancia de proteger inversiones estratégicas, como las del sector turístico. El reciente contrato de Aerodom es un ejemplo elocuente de cómo las inversiones bien gestionadas pueden traer beneficios significativos. Este acuerdo no solo incluye un pago sustancial al Estado Dominicano por el derecho de operar aeropuertos durante 30 años, sino que también impone obligaciones a la concesionaria para realizar inversiones esenciales.

El pago recibido se destinará a financiar obras de infraestructura de interés nacional, lo que demuestra una visión integral de desarrollo. La construcción de una nueva terminal en el Aeropuerto Internacional de Las Américas es solo un componente de este plan ambicioso, que busca modernizar la infraestructura y convertir al país en un hub de pasajeros y carga aérea.

En conclusión, la República Dominicana ha alcanzado niveles impresionantes en la atracción de inversión extranjera directa. Sin embargo, este éxito no debe ser motivo de complacencia, sino de impulso para fortalecer el clima de inversión. La colaboración entre el sector público y privado, la planificación estratégica y la protección de inversiones clave son elementos esenciales para garantizar un desarrollo sostenible y próspero para el país. No descuidemos el clima para la inversión extranjera; hagámoslo un pilar fundamental de nuestra estrategia económica.

Por Sergio Cid, periodista económico, estratega de comunicación estratégica y Account Manager en Newlink Dominicana

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente responsabilidad de su autor y no tienen que ver con la opinión de Forbes República Dominicana.