La inteligencia artificial representa una valiosa aplicación para innovar en procesos de una industria tan relevante como la financiera.

Por José Luis Vargas

El sector financiero en Latinoamérica se enfrenta a un contexto económico y social en constante evolución.

Encontrar nuevos clientes entre la amplia diversidad de nichos y condiciones puede ser todo un desafío, la banca se encuentra en un dilema: adaptarse a los cambios para llegar a más usuarios sin importar el riesgo, o quedarse atrás y perder su relevancia en el mercado ante las novedosas estrategias de las fintechs.

La respuesta a esta situación puede estar más cerca de lo que se cree: la banca puede innovar y hacer de la inteligencia artificial (IA) y los datos alternativos sus mejores aliados para adaptarse a los cambios.

Recientemente, hemos sido testigos de la gran capacidad de la IA para la realización de distintas actividades. Sin embargo, poco se habla de su valiosa aplicación en una industria tan relevante como la financiera.

En muchos países de Latinoamérica, la banca tradicional no ha llegado a la población más pobre y marginada, lo que ha dejado un vacío en el mercado que puede ser llenado por aquellas instituciones que aprovechan la oferta digital para que la industria sea mucho más inclusiva.

La IA puede ayudar a los bancos a identificar y atender a estos nuevos clientes, ofreciéndoles servicios financieros accesibles.

Además, es capaz de automatizar procesos bancarios y mejorar la eficiencia de los mismos, lo que resulta en una experiencia más rápida y sencilla para los usuarios.

Inteligencia artificial

En el estudio realizado por Pulse y Provenir, en el que participaron 100 tomadores de decisiones en distintas empresas de tecnología financiera de Latinoamérica, quedó en evidencia que la inteligencia artificial se ha consolidado como un punto clave a la hora de prevenir el fraude, con resultados rápidos y una reducción significativa de pérdidas.

En cuanto a los datos alternativos, éstos han resultado ser la solución para mejorar la precisión de los perfiles de riesgo crediticio, ya que uno de los principales retos que enfrenta la región es el alto número de adultos no bancarizados que carecen de un score crediticio tradicional y se ven limitados para acceder a los servicios financieros.

Con los datos precisos en el momento adecuado, como información de telecomunicaciones, pagos de servicios públicos, redes sociales, información bancaria abierta, entre otros, es posible llevar a cabo una toma de decisiones acertadas y ofrecer soluciones financieras más personalizadas a los usuarios.

La integración de estas dos innovaciones, junto a los beneficios del machine learning, han resultado ser una estrategia indispensable para que la industria bancaria amplíe su base de clientes, incluyendo a aquellos que aún no tienen acceso a servicios financieros.

A su vez, le ha dado la capacidad de maniobrar efectivamente en una marea de incertidumbre económica tanto regional como global.

Con fenómenos tan cambiantes como la inflación y la devaluación de monedas en cada uno de los países de la región, las medidas para hacer frente a estos retos han afectado las tasas de interés, que han presentado un alto incremento durante los últimos años.

Esto sin duda impacta el desempeño y competitividad de las instituciones financieras, al igual que la estabilidad económica y capacidad de pago de los clientes.

A pesar de ello, la tecnología no solo se ha consolidado en una ventaja en momentos de bonanza, sino que ha logrado crear soluciones para contrarrestar los efectos de la crisis en tiempo récord, reevaluar y modificar sus productos o servicios, y permitir una adaptación mientras controlan el riesgo en la toma de decisiones.

La innovación es parte esencial del cambio, y esto implica aprovechar los beneficios de la tecnología para tener mayores capacidades y ser más competitivos.

Si bien, ampliar el número de clientes que contribuyan al desarrollo del negocio es uno de los principales objetivos en la industria bancaria, el verdadero acierto es ser capaz de gestionar a cada uno de los usuarios, atender sus necesidades y ser sostenibles en el tiempo.

*Acerca del autor:

José Luis Vargas es vicepresidente ejecutivo y director general de Provenir Latinoamérica. Le apasiona la inclusión financiera, la tecnología y la inspiración de una cultura de alto rendimiento.