Si mientras los demás quiebran o se estancan por negarse a cambiar y adaptarse a las crisis, tú digitalizas tu empresa, te harás antifrágil.

Por Fréderic Emam-Zadé Gerardino

Esta es una de las grandes preguntas que muchos empresarios se están haciendo actualmente. La respuesta es simple: Para ser digital y antifrágil.

Si mientras los demás quiebran o se estancan por negarse a cambiar y adaptarse ante las crisis actuales, tú digitalizas tu empresa, te harás antifrágil.

Siendo antifrágil podrás nutrirte de las crisis, prosperar y acelerar tu crecimiento cada vez más y lograr mucho más con menos que ahora.

Hasta hace unas décadas se creía dogmáticamente en el paradigma de La Ley de Rendimientos Decrecientes, un patrón que nos indicaba que los rendimientos que obteníamos de emplear más trabajadores o más capital, iban a beneficiarnos, pero cada vez un poco menos hasta llegar a un punto óptimo.

El poder crecer exponencialmente y reducir nuestros costos continuamente era una imposibilidad práctica. En teoría el crecimiento exponencial contínuo implicaba que podrías llegar a producir toda la comida que necesitaras en una maceta en tu casa.

El paradigma de La Ley de Rendimientos Decrecientes empezó a hacerse obsoleto con la invención y miniaturización del transistor, al poder compactar cada 18 – 24 meses el doble de transistores en un mismo espacio; emergiendo un nuevo patrón llamado la ley de Moore; de la cual se derivó un nuevo paradigma: La Ley de la Aceleración del Rendimiento.

Lo imposible empezó a hacerse posible y en las próximas décadas con la nanotecnología podrás producir casi todo lo que necesites, desde alimentos hasta diamantes; pero no en una maceta sino en una máquina del tamaño de un horno y a centavos la libra.

Las tecnologías exponenciales que antes eran una anomalía teórica, hace décadas que empezaron a hacerse practicables y a engendrar una revolución tecnológica que aún sigue expandiéndose, amplia y profundamente por todo el mundo; facilitando producir cada vez más y más con menos y menos.

Por eso muchas empresas están digitalizándose y haciéndose antifrágiles ante las crisis y la nueva revolución multidimensional. En las empresas digitales se detectan seis etapas dentro y fuera de ellas.

El nuevo empresario digital

En la primera etapa cuando tu crecimiento exponencial es lento y aparenta ser lineal para tus competidores, estos asumen erróneamente que tú nunca los alcanzarás, ni los afectarás. 

Esta se llama la Etapa de la Decepción por que tu crecimiento, aunque exponencial, parece lineal, lento y decepcionante para ti y serás subestimado por tus rivales.

En la segunda etapa llegarás a un punto en que tú aceleración será visible solo para ti, pero no para tus rivales; tú crecimiento seguirá acelerándose hasta llegar a un punto de inflexión después del cual se disparará tú productividad y se reducirán tus costos tan aceleradamente que se hará notable para tus rivales, que te verán entonces como un disruptor de sus empresas. Esta se llama la Etapa de la Disrupción.

En la tercera etapa es cuando cosechas las semillas digitales que ahora te permiten transformar tus bienes y servicios en información digital y enviarlos ágilmente a grandes distancias a costos cada vez menores, de computadoras a computadoras. Esta es la etapa de la verdadera digitalización de tu empresa.

En la cuarta etapa, tus bienes y servicios desaparecen del mundo material y reaparecen en formato digital, como pasó con los discos de música, los rollos de películas, muchos libros, periódicos, revistas, y hasta focos, teléfonos, cámaras y otros objetos otrora materiales que ahora son aplicaciones digitales dentro de lo que mal llamamos teléfonos inteligentes que realmente son supercomputadoras manuales.

Esta es la etapa de la Desmaterialización de tu oferta, cuando podrás competir fácilmente con tus rivales, usando menos materia, energía, espacio y tiempo que ellos y a menores costos que ellos.

La quinta etapa ocurre cuando tus aplicaciones te cuestan solo unas monedas al ahorrarte materia, energía, espacio y tiempo; cuando producir una unidad adicional no te cuesta casi nada y puedes vender tus bienes o servicios por solo unas monedas. A esta etapa se le llama la Desmonetización.

Por último, cuando por no costarte casi nada, tus bienes o servicios digitales se le hacen mucho más asequibles a millones o hasta cientos de millones de consumidores o usuarios, habrás llegado a la etapa llamada la Democratización de tu oferta y de tu empresa.

Para eso debes digitalizarte.

El dominicano Fréderic Eman-Zadé es economista, futurista, soluciona problemas y crea nuevos negocios.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes Centroamérica.