Uno de los pilares de este negocio es la innovación constante. Muchas de sus recetas surgen de la prueba y error para ofrecer postres novedosos siempre con un toque local.

Sarah De la Cruz y Jorge Eduardo Comprés eran novios cuando se arriesgaron a dejar sus respectivos trabajos en reconocidas empresas y decidieron destinar todo su dinero para emprender un negocio juntos.

Las críticas no tardaron en llegar: “ustedes no deberían hacer eso porque son pareja”; “qué pasa si después terminan”; eran algunos de los comentarios que les hacían personas allegadas.

Pero ellos decidieron echar a un lado los miedos para lanzarse detrás de su sueño que nació mientras cursaban un Master in Business Administration (MBA) en Barna Management School.

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Hoy día, Sara y Jorge son esposos y tienen una empresa próspera, con proyecciones de ventas de 180 millones de pesos este año y que suma tres sucursales en el Distrito Nacional, con planes de seguir expandiéndose tanto en República Dominicana como en el extranjero.

En el sector Naco, del Distrito Nacional, abrieron su primera sucursal. Cuatro años después vendieron su primera franquicia asociativa en Bella Vista y un año después la sucursal Arroyo Hondo, cuenta Jorge sobre la expansión de su empresa.

Entre los planes de este año está ampliar el área verde con un concepto diferente dentro de la sucursal Naco. Mientras que para finales de 2023 proyectan abrir una ampliación del local de Bella Vista, con miras a recibir el doble de los comensales. También tienen planes de expandirse hacia el extranjero.

“Estamos en negociaciones finales para abrir nuestra primera sucursal fuera de la ciudad y tenemos en proyecto abrir nuestra primera sucursal en Miami, Florida, para el 2024", explican a Forbes.

Sarah y Jorge son los propietarios de Nocciola, un restaurante especializado en ofrecer postres creativos a base de Nutella, la famosa crema de avellana que tiene millones de aficionados en el mundo. Pero, atendiendo la demanda sus clientes, también ofrecen un menú de salados y platos fuertes.

“Nosotros tratamos de hacer postres diferentes a los que hay en el mercado actualmente. No son los típicos dulces dominicanos, aunque sí nos gusta utilizar sabores que la gente pueda reconocer, que le tragan algún recuerdo”, explica Sara.

Muchos de los postres de Nocciola son resultado de experiencias de sus fundadores, quienes aprovechan sus viajes a otros países para conocer las novedades que hay en el mundo de la gastronomía y ver lo que está en tendencia para implementarlas aquí.

Por eso uno de los pilares de este negocio es la innovación constante. Muchas de sus recetas surgen de la prueba y error para ofrecer postres novedosos siempre con un toque local.

“Siempre tratamos de incluir todo lo que tiene que ver con el país porque no solo ofrecemos postres, sino también desayuno y comida. Nuestro desayuno que más se vende es el mangú. O sea que impulsamos mucho los productos dominicanos”, destaca Sara.

A pesar de que ninguno de los dos tiene conocimientos de cocina, rodearse del equipo adecuado y su experiencia en administración ha sido clave para el éxito de su empresa, que experimenta un crecimiento compuesto anual de aproximadamente 20%.

¿Cómo ha sido emprender en pareja?

Como todos los socios, Sarh y Jorge pueden diferencias de criterio respecto al negocio, pero ellos tratan de que esto no les afecte en su relación personal.

“Emprender en pareja es un reto diario porque siempre hay que tratar de separar lo personal, familiar, de lo laboral, de no llevar el trabajo a la casa o la casa al trabajo. Nosotros tratamos de estar siempre de acuerdo y de recordar eso todos los días para no tener choques de ningún tipo, ni en lo laboral ni en lo personal. Tratamos de no mezclar las cosas”, explica Sarah.

Jorge agrega que también les ha funcionado la estrategia de tener socios que ante cualquier diferencia les ayudan a encontrar un punto medio.

Precisan, sin embargo, que hay más aspectos positivos que negativos al emprender en pareja. La principal ventaja, para ellos, es que Nocciola se ha convertido en una empresa familiar, en la que han integrado hermanos y amigos. Dicen que también gracias al negocio ambos han crecido en lo profesional y personal.

“Aparte de eso, lo cual mucha gente lo ve como negativo, estamos todo el tiempo juntos, mucha gente nos dice ¿cómo ustedes pueden? yo no pudiera trabajar con mi esposa o con mi esposo, pero en realidad para nosotros es algo positivo”, cuenta Jorge con una sonrisa.

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