En un centro de innovación y desarrollo de nuevos productos eléctricos y electrónicos se convierte República Dominicana, con el objetivo de posicionarse como líder Caribe y Centroamérica de esa actividad manufacturera.
Por Felivia Mejía
De apenas ensamblar componentes simples a principios de los 90, las fábricas de productos eléctricos y electrónicos, de las zonas francas de República Dominicana, se han convertido hoy en centros de innovación y desarrollo de grandes corporaciones globales.
En esa industria, que el año pasado superó en la media isla los 1,100 millones de dólares (mdd) en exportación, el sector zona franca busca afianzar su crecimiento de los próximos años. La estrategia está en atraer la inversión de más empresas extranjeras, presentándoles los incentivos que ofrece el régimen nacional de zona franca, con 52 años de historia, y la experiencia de la manufactura criolla.
A eso se suma que la ubicación estratégica de la república abre un universo de oportunidades para el denominado nearshore, esa tendencia que siguen muchas multinacionales que buscan establecer su cadena de producción cerca del mercado norteamericano y de Latinoamérica.
Actualmente, talento dominicano idea soluciones dirigidas al uso más eficiente y sostenible de la energía para compañías líderes en el mundo, como la centenaria norteamericana Eaton, que principalmente fabrica aparatos para facilitar la generación y administración de electricidad.
Los dominicanos también crean artefactos sofisticados para Fenix Manufacturing Solutions, una empresa de electrónica automotriz, de iluminación industrial, electrodomésticos y equipos eléctricos.
Asimismo, se cuenta entre las 22 empresas que operan en el país, la Rockwell Automation, que se dedica a la automatización industrial, con presencia en más de 100 países y 6,700 millones de dólares en ventas.
La manufactura de productos eléctricos, electrónicos y autopartes ha pasado de exportar alrededor de 750 mdd hace cinco años a más de 1,105 mdd al cierre de 2020, de acuerdo a registros del Consejo Nacional de Zonas Francas de Exportación (CNZFE), organismo estatal encargado de regular ese sector.
Esas cifras la sitúan como la segunda actividad de zona franca de mayor producción del país, la cual presentó un incremento en las exportaciones de un 3.6% el año pasado (38 mdd) en comparación con 2019. Solo superado por la fabricación de equipos médicos y quirúrgicos, que en igual periodo aumentó un 6.4% (105 mdd). En tercer lugar se encuentran las exportaciones de tabaco, que en 2020 sumaron un 1.3% más que el año anterior (12 mdd), según registros del Banco Central de la República Dominicana.
Posicionamiento
La República Dominicana es uno de los proveedores principales de componentes electrónicos al mercado de los Estados Unidos, representando el 44% de las exportaciones totales de los países de la región de Centroamérica que participan del tratado de libre comercio denominado DR-Cafta, afirma el director ejecutivo del CNZFE, Daniel Liranzo.
“Trabajamos de manera constante por el desarrollo y crecimiento de este sector, apoyando los planes de fortalecimiento, fomento a las exportaciones e industrialización del país”, opina Liranzo.
El funcionario apunta que la fabricación de componentes automotrices es un renglón que especialmente se observa en crecimiento, debido al potencial de optimización de la cadena de valor. Dice que existe una gran presencia de materias primas e insumos como plásticos, cuero y electrónica, lo que permite a las empresas tener sus ensambles de línea final más cerca su mercado objetivo, al tiempo que aprovechan al máximo las preferencias arancelarias y la estructura tributaria.
Dentro de los principales productos que se elaboran en Quisqueya se encuentran interruptores eléctricos, instrumentos de medida de energía, dispositivos de protección de circuitos, repuestos y accesorios para vehículos, conectores para la industria aeronáutica, sistemas de alarma, entre otros.
La tarea de enseñar
Para que el sector continúe en ascenso, un gran reto a superar está en incrementar la cualificación del capital humano para poder sustentar las operaciones de las empresas, a juicio del presidente de la Asociación Dominicana de Zona Franca (Adozona), Luis José Bonilla, quien extiende esa tarea a todos los renglones productivos del sector.
“La educación y la formación del dominicano debe convertirse en una obsesión nacional. Solamente desarrollando personas con las capacidades requeridas es que podremos como productores escalar hacia actividades de manufacturas y servicios mas sofisticados y de mayor valor agregado”, opina.
Conscientes de ese desafío, varias empresas y actores gubernamentales como el CNZFE han realizado alianzas con universidades y politécnicos con el propósito de formar especialistas en cadena de suministro, en logística, mecatrónica, diseño industrial y otras áreas.
Además, el CNZFE está en la fase final de un programa de colaboración con el gobierno de Corea, que empezó a trabajarse desde el año pasado, enfocado en la transferencia de conocimientos, mejores prácticas e innovación, con el objetivo de fortalecer la industria en el país.
Oportunidades y perspectivas
A pesar de que hace más de tres décadas que en el país se han instalado empresas de ensamblaje y producción de artículos eléctricos y electrónicos bajo el régimen zona franca, aún sus actores no se reúnen en un gremio desde el cual puedan empujar juntos el desarrollo de esa industria.
Por ejemplo, las compañías del renglón de dispositivos médicos cuenta con un clúster que ejecuta un plan estratégico para posicionar el país como un destino atractivo para ese tipo de inversiones y aupa intereses comunes entre las empresas.
Al respecto, Denisse Sena, vocera del Parque Industrial Itabo S.A. (Piisa), que acoge a las más poderosas corporaciones del sector que tienen presencia en el país, señala que aunque no han constituido una asociación formalmente, sí existe la intención.
“Ciertamente hemos tenido reuniones en el pasado para el clúster, hay varias empresas que podrían formar parte, pero todavía estamos trabajando en eso, para poder participar activamente en las diferentes asociaciones y grupos donde pudiéramos sacar provecho a esa representación”, dice.
Mientras tanto, la gerencia del Piisa representa un canal de conexión entre las empresas que ahí funcionan con organismos como Adozona o el CNZFE. También los relacionan con otras fabricas del parque que compartir intereses similares.
“Un clúster sería una buena oportunidad no solo para impulsar juntos iniciativas sino también para compartir buenas prácticas, hacer benchmarking, apalancar lecciones aprendidas de procesos y suplidores similares”, opina el gerente general de planta de la Corporación Eaton en el país, Ernesto Lebrón.
Por otro lado, Lebrón vislumbra un futuro luminoso para el sector, ya que a nivel mundial se proyecta un aumento en la demanda de soluciones para la administración de energía, lo cual incidirá indiscutiblemente en la actividad de las fábricas locales. El crecimiento de las corporaciones en el mundo se traduciría en mayores niveles de exportación para el país.
“Estamos en la era de transición de combustibles fósiles a energías renovable, impulsada por el cambio climático, y esto sumado al aumento de la demanda de energía cambia la forma en la que la producimos y consumimos”, apunta el ejecutivo.
Eaton es una compañía con mas de 85,000 empleados a nivel global, con ventas que en 2020 ascendieron a los 18,000 mdd, mientras los ingresos netos superaron los 1,400 mdd.
Participa en los sectores eléctrico, aeroespacial, vehicular y movilidad eléctrica. Desde hace un siglo confecciona dispositivos de protección y control energéticos para los mercados residencial
comerciales e industriales. En República Dominicana, donde genera alrededor más 5,000 empleos directos, lleva unos 36 años de operación.
“Se está creando un nuevo paradigma donde la energía eléctrica se puede generar de manera local, sostenible y económica de una forma menos costosa”, señala.
Tomando en cuenta esa realidad, Eaton ya ha anunciando una estrategia para apoyar de manera activa esa transformación y parte de eso es invertir en productos nuevos, así como servicios que apoyen tanto a las empresas de distribución y generación de energía eléctrica como los usuarios finales, explica Lebrón.
A nivel global la empresa pretende invertir 3,000 mdd en investigación y desarrollo, específicamente en soluciones energéticas sostenibles en los próximos diez años, orientadas a proyectos de energía renovable y que tengan impacto menor al medioambiente.
El equipo de innovación de la planta que tienen en tierra dominicana, unos 98 técnicos e ingenieros de alto nivel, ya inició hace poco menos de un año la creación de nuevas propuestas, como variadores de frecuencia que antes no se fabricaban aquí, novedosas versiones de breakers o interruptores de disparo electrónico y una nueva línea de productos que están impulsando para apoyar la digitalización de los procesos del sector.
“Este equipo está contribuyendo con patentes y otras innovaciones que sirvan para la corporación a nivel mundial”, detalla Lebrón.
La revolución digital que aceleró la pandemia del Covid-19 en el mundo, la cual trajo consigo la normalización del teletrabajo, aumento las infraestructuras de centros de datos y de almacenamiento en la nube (cloud) son variables que han impactado favorablemente a la manufactura de elementos electrónicos y eléctricos. Todo eso ha significado un crecimiento inusitado en las operaciones y volúmenes del sector, el cual se prevé que continuará en los próximos años.