El sargazo, esas algas marrones que por temporada invaden las playas dominicanas, se convierten en materia prima para la elaboración de utensilios de mesa biodegradables, fertilizantes orgánicos, compostaje y energía.
El sargazo, esas algas marrones que por temporada invaden las playas dominicanas, se convierten en materia prima para la elaboración de utensilios de mesa biodegradables, fertilizantes orgánicos, compostaje y energía.
Por Felivia Mejía
Desde hace alrededor de una década, la acumulación de sargazo en la costa dominicana va en aumento, lo cual complica tanto su recolección como el desecho final.
Hasta hace poco la solución ideal era recogerlo antes de que llegara a la orilla de la playa. Sin embargo, ya esa opción no es tan factible, porque se ha vuelto insostenible encontrar el adecuado depósito de ese elemento marino.
Algunas empresas experimentan otras propuestas más eficientes para deshacerse del sargazo, como usarlo de materia prima para la elaboración de platos biodegrabables, fertilizantes químicos, composta y hasta energía.
En 2018 República Dominicana registró su cifra récord de invasiones de esa macroalga, con 1,165 kilómetros lineales de playa afectados y un volumen de 2,424,800 metros cúbicos, según investigaciones del Instituto Tecnológico de Santo Domingo.
Fréderick González es uno de los empresarios que empezó a crear productos a base de sargazo. Junto al empresario dominicano Manolo Despradel y el francés Rene Munier, González fundó en 2015 la empresa AlgeaNova, que ofrece soluciones para evitar que el sargazo llegue a la orilla. Pero al ver que cada vez se complica más la retención a través de unas mallas que ellos colocan en el mar, se asociaron a la empresa canadiense de biotecnología Grogenics para fabricar una composta orgánica de alta calidad que reacondiciona los suelos agrícolas y estimula el crecimiento de los cultivos, sustituyendo los petroquímicos y reduciendo el CO2 que es expedido a la atmósfera. Esa composta está hecha a base del 60% de sargazo.
Hasta ahora los resultados positivos se muestran en el proyecto Huertos Caseros para Mujeres, que esa empresa desarrolla desde el 2019, en alianza entre la Fundación Tropicalia y la empresa canadiense Grogenics.
El proyecto consiste en adecuar huertos en los patios de los hogares de la comunidad de Miches, para que las mujeres produzcan vegetales y hortalizas, los que se fertilizan con la composta orgánica proveniente del sargazo. Esos frutos les sirven a esas mujeres para su propio consumo o comercialización.
“Este es el proceso que menos tecnología necesita y el que más volumen de sargazo puede consumir”, dice González.
AlgeaNova levantó una planta multipropósito en La Altagracia, la provincia del este del país a donde llega la mayor cantidad de sargazo y donde se encuentra más avanzado el desarrollo del turismo de sol y playa que vende la media isla.
Ese proyecto, que empezó hace tres años, cuenta con el apoyo de la Universidad de Montereal y la Fundación Punta Cana.
Desde allí impulsan otras ideas como la fabricación de platos, que al ser desechados pueden convertirse en composta orgánica, al entrar en contacto con el agua. Para ese proyecto se asoció con la empresa polaca Biotren, que tiene experiencia exitosa en la elaboración de platos a base de trigo, por lo que ahora prueban mezclar su fórmula de trigo con el sargazo a ver qué tan eficiente resulta.
El asunto va más allá de utilizar el sargazo como matería prima. Para que realmente sea rentable será necesario encontrar un producto que no sea tan costoso, ya que el solo hecho de recolectar el sargazo no sale económico. Tomando eso en cuenta, en AlgeaNova también analizan la combinación con otros productos como la cáscara de yuca (tapioca), restos de cacao, banano, café y caña, que son más abundantes que el trigo en República Dominicana.
La cosecha de sargazo depende mucho de la contratación para recolección que logre AlgeaNova, ya que no cosechan para producir. El objetivo es que la recolección de esa materia prima esté subsidiado por la limpieza que realicen de la playa.
“Nuestro próximo paso será extraer metano a partir de la descomposición del sargazo y luego limpiarlo para convertirlo en energía eléctrica”, afirma González.
Recogida eficiente
El desborde del sargazo no es exclusivo de República Dominicana, sino que lo sufre la mayoría de las islas del Caribe, en cuyas costas se juntan alrededor de 22 millones de toneladas métricas cada año, de acuerdo a estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), publicado en un artículo bajo la firma de Alison Binger Christie.
Deshacerse de esa planta le cuesta aproximadamente 120 millones de dólares a la región, según el BID. Pero el problema no es solo el gasto monetario que se genera para poder desaparecerlo, a esto se suma el hecho de que afecta a la actividad turística, ya que inhabilita y afea la playa, principal atractivo del Caribe para vacacionista. Además, la descomposición inadecuada del sargazo podría atentar contra la salud, porque al pudrirse expide contaminantes que bajan a la capa freática donde se genera agua.
Lo importante es sacarlo del mar antes de que sea un problema mayor, ademas debe estar vivo para poderlo utilizarlo, porque el hedor es terrible cuando se descompone y libera gases tóxicos.
Esa necesidad ha inspirado otros emprendimientos orientados a la recolección más eficiente, como el que propone Andrés Bisonó León con la empresa SOS Carbon (Sargazo Ocean Secuestration Carbon).
Bisonó León es un ingeniero mecánico que trabajó en el área de manufactura y construcción en Filadelfia, Estados Unidos. Esa experiencia le permitió conocer sobre el comportamiento del sargazo, una alga que se ha identificado que llega al Caribe desde el Mar de los Sargazos, en el sureste Atlántico (Brasil y África). El incremento se le atribuye a las consecuencias del cambio climático y a la deforestación que padece una parte del planeta.
Bisonó León se acercó al Instituto de Tecnología de Massachussetts (MIT, por sus siglas en inglés), para motivar la investigación y desarrollo de su proyecto.
“En SOS Carbon nos enfocamos en la recolección del sargazo empleando embarcaciones artesanales que nosotros manejamos para que sean eficientes. Una embarcación nuestra puede cubrir entre medio y un kilometro de costa para dejarla en optimas condiciones”, explica.
La diferencia ese procedimiento con el que proponen algunas empresas que levantan mallas retendoras para luego recoger el sargazo en barcazas, es que una de esas barcazas que puede costar mas de un millón de dólares y tomat entre 3 y 4 meses para construirse, mientras que el bote de SOS Carbon cuesta alrededor de 30,000 dólares y tarde entre 2 y 4 semanas en construirse.
“Un segundo proceso es hundir el sargazo en alta mar, lo que no se pueda aprovechar, y sacarle ese beneficio de secuestro del carbono , hay que seguir estudiando la parte medioambiental y otros procesos, que es parte del desarrollo que hacemos con la MIT”, dice.
Con el bote se puede recoger un promedio de de 100 metros cúbicos por kilómetro por día.
“Nos enfocamos en tratar directamente el problema y ser un ente de unión de todos los sectores, crear alianzas con fundaciones en el área medioambiental y de preservación marina, con universidades y otras instituciones, estamos muy ansiosos en seguir agregando valor”, opina.
Por otro lado, José Ramón Reyes, vicemininistro de Recursos Costeros y Marinos, explicó que en cuanto a las acciones gubernamentales, están trabajando en los lineamientos para una correcta recogida, de manera que no afecte la arena, ya que en ocasiones se usan palas mecánicas para remover el sargazo, en detrimento de la playa.
“Lo mejor es buscarle un uso productivo ya que los vertederos no están estructurados para recibir el sargazo, porque el daño puede ser peor ya que al descomponerse baja a la capa freática y contamina el agua”, señala.
Mientras que el especialista en recursos costeros y marinos Otto Cordero expresa que esa situación afecta al turismo, a la pesca y atenta contra la vida de algunas pequeñas especies marinas, que ven limitado el acceso a la luz y el aire por la acumulación de sargazo en la superficie.
Dice que como desde octubre ha empezado a disminuir la llegada de la macroalga a las costas dominicanas, el actual es el momento perfecto para establecer las estrategias de prevención del próximo periodo, que se contempla inicie en marzo.
Con ideas innovadoras surgiendo a la medida en que se desborda el sargazo, lo que representa hoy un gasto millonario podría convertirse pronto en una mina de nuevos negocios.
FIN DE TEXTO PRINCIPAL
Texto de apoyo
Acciones público-privadas
El gobierno dominicano y representantes del sector hotelero acordaron en noviembre del año pasado crear el Fondo para la Mitigación y el Manejo del Sargazo. Ese acuerdo contempla el aporte conjunto público y privado de 11,891,884 millones de dólares (mdd), entre el Ministerio de Turismo y los aportes individuales del sector hotelero coordinado por la Asociación Nacional de Hoteles y Turismo (Asonahores), en partes iguales.
El gobierno ya aportó alrededor de 5.6 mdd lo que le corresponde, mientras que el pasado mes de octubre Asonahores convocó a una licitación solicitando propuestas para el suministro e instalación de un sistema de contención, colecta y disposición de sargazo en los 45.4 kilómetros de costas seleccionadas del Distrito Municipal Verón – Punta Cana, un proyecto en el cual se invertirá el dinero del fondo.
“Esta situación se tiene que ver desde el punto de vista integral y regional y nosotros estamos haciendo esfuerzos desde el punto de vista diplomático para generar esa conciencia y ver si compartimos mejores practicas que se están haciendo en otras islas, entre todos llegar una solución”, apunta Andrés Marranzini, vicepresidente ejecutivo de Asonahores.
Innovando con el sargazo
En Jamaica
Aprovechando la relevancia de la industria caprina en Jamaica, la empresa Awganic Inputs cosecha sargazo fresco para producir alimentos para cabras, pues esas algas son ricas en nutrientes, especialmente en carbohidratos y proteínas. Mientras que cuando está descompuesto, lo utilizan para fabricar carbón ecológico.
En México
La empresa Blue Green elaboró una especie de ladrillo que denomina “sargablock”, con los que ya se han construido viviendas, además fabrican fertilizantes y composta orgánica. Por otro lado, la empresa de calzado sustentable Renovare elabora zapatos de con base en polietilentereftalato (PET) reciclado y suela de sargazo.