La primera vez que tocó el piano, Michel Camilo supo que ese sería el inicio de un amor que habría de durar por siempre. Lo que quizá no imagino es que conquistaría escenarios de todo el mundo. Esta es su historia.

A la edad de seis años, Michel Camilo replicaba con su acordeón las melodías que escuchaba en la radio. Al llegar a los nueve años pidió a sus padres que lo inscribieran en la Escuela Elemental de Música, basada en Santo Domingo, para aprender a tocar piano. Desde aquellos tiempos, en los albores de 1960, no se ha separado de esa disciplina que lo convirtió en el pianista dominicano de jazz latino más internacional. Ha sido galardonado con premios Grammy, Emmy y Latin Grammy, y en su tierra ha recibido los premios Soberano, que se otorgan a los más destacados artistas de la isla, entre otras condecoraciones otorgadas por el gobierno nacional.

Aún recuerda que, siendo un niño, compuso su primera canción: un bolero al que su madre tituló Luz de luna. “Yo no tenía piano al principio. Pero como tenía el oído muy desarrollado dibujé un teclado en una cartulina y ahí practicaba mis lecciones escuchando las notas precisas en mi mente y realizando los ejercicios”, afirma mientras trae al presente aquella ocasión cuando su madre le dijo que debía obtener buenas calificaciones el primer año de escuela para, entonces, comprarle el piano.

Michel Camilo
Foto: Archivo Camilo

Fue alrededor de los 14 años cuando Michel descubrió el jazz y quedó enamorado al instante de ese ritmo creado desde la improvisación por su versatilidad. “Ese reto del encuentro con la audiencia, de estar siempre honesto, sincero, fresco y optimista y hacer un concierto, es lo especial del jazz. Es muy diferente a la música clásica donde el reto es tocar lo que está en el papel con la intención del compositor y acercarse a su mente cuando escribió esa obra, que tambiénes maravilloso”, comenta el pianista que nació en el seno de una familia de varias generaciones apegadas a la música, aunque ningún miembro ejercía de manera profesional su vocación musical. Por ello, él sintió la necesidad de matricularse en la carrera de medicina sin descuidar su formación artística hasta que abandonó la universidad a mitad del camino para entregarse por completo a su verdadera pasión. “La música sirve para todo lo mismo que sirve la medicina, porque también cura, pero a nivel del alma”, narra a Forbes Life en medio de una apretada agenda de conciertos distribuidos entre Estados Unidos, Japón, España y otros países de Europa.

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Fuente creativa

Cuando está concentrado componiendo, Camilo pierde la noción del tiempo al punto que su esposa Sandra, con quien lleva 47 años casado y también es su gestora artística, usa una campanita para hacer una pausa durante su proceso creativo. “Las ideas comienzan a fluir más y se van convirtiendo en una catarata de ideas. Ponerlo en pausa cuesta”, reconoce. También confiesa que Sandra es al mismo tiempo su inspiración (Serenata de Sandra es una pieza que creó para ella) y también es su más grande crítica. “La inspiración es la mitad del algoritmo, porque la otra mitad es el entrenamiento previo, conocer tu música, estudiar, prepararse y luego, claro, se abre el canal de la inspiración”.

Michel Camilo
A los 14 años Michel Camilo descubrió el jazz al escucharlo en los programas de radio de Tutín Beras Goico y Federico Astwood. “Me atrajo ese reto de poder tocar una pieza siemprediferente, aunque sea la misma melodía. Cuando viene la improvisación, lo que llaman el solo, siempre dependiendo del espíritu del momento, sale diferente”, afirma. Foto: Archivo Camilo

Michel es de esas personas que sonríen mientras hablan. Deja sentir su pasión por la música cuando rememora anécdotas de lo que representó para él participar en la Orquesta Sinfónica Nacional, cuando era un adolescente, o al hablar de las clases que imparte como profesor invitado en Berklee College of Music.

“Yo nací optimista, positivo. Creo que la vida es demasiado corta para darle cabida a las preocupaciones. Y si te vas a poner de mal humor en algún momento, pues trata de que sea muy breve, porque eso es contraproducente. Yo siempre he sido muy risueño, es algo natural en mí”, apunta.

Su agenda de conciertos empezó este año con presentaciones junto a la pianista Hiromi Uehara, quien fuera su alumna cuando impartía clases en el Berklee College of Music. En mayo se presentó en Tokio y después voló a Madrid, donde (entre julio y agosto) agotó varias funciones junto al guitarrista español Tomatito. Esto, como inicio de una gira mundial que realizarán en conjunto empuñando la combinación de jazz y flamenco como su bandera.

“El jazz es una manera de ver la vida. Está basado en la improvisación. Cuando eres capaz de improvisar eres más flexible y no eres psicorrígido. Hay que aprender a dejarse llevar”

Michel Camilo

También abre espacio para la filantropía a través de su Fundación Michel Camilo, que otorga becas para jóvenes y ofrece clases magistrales gratuitas. En enero, el pianista visitó el país como parte del programa de capacitación musical “Berklee en Santo Domingo 2023”. En él, alrededor de 200 jóvenes dominicanos participaron de cursos en distintas áreas musicales con el método de enseñanza del Berklee College of Music teniendo como sede el Conservatorio Nacional de Música.

En esa ocasión, Michel Camilo fue reconocido con el título de profesor honoris causa del Conservatorio Nacional de Música, una distinción que se realizó por primera vez. “Siempre le digo a mis alumnos que ellos son como magos, quizás ahora no se den cuenta que tienen el poder de que una audiencia vibre a través de lo que ustedes transmitan con la música; por eso vamos a tratar de pulir ese diamante”, concluye.

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