Con su sello particular, el cantautor dominicano Daniel Santacruz se ha convertido en un embajador mundial de la bachata.

Sin lugar a dudas, el cantautor dominicano Daniel Santacruz se encuentra en el punto más alto de sus 17 años de carrera como solista, luego de que hace algunas semanas ganara su primer Latin Grammy, al que había sido nominado ocho veces desde 2003.

El también productor y arreglista de merengue y bachata se llevó el trofeo en la categoría de Mejor Álbum de Merengue y/o Bachata gracias a su séptima producción titulada Larimar, nombre que tomó de la singular piedra preciosa que únicamente se extrae en su isla natal.

A lo largo de su trayectoria, Santacruz ha recibido tres Premios Lo Nuestro, tres Billboard de la Música Latina, 12 galardones de la Sociedad Americana de Compositores, Autores y Editores (ASCAP) y dos Premios Soberano, que es el más trascendente reconocimiento al arte en su natal República Dominicana.

Su nombre de pila es Daniel Cruz Sánchez, pero cuando emprendió el camino de la música decidió combinar sus dos apellidos para formar uno solo, con la intención de honrar a su madre Milagros Sánchez, que escribe libros de poemas y de quien, dice, también recibió una fuerte influencia musical, aunque ella no es cantante profesional.

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Para Prince Royce y Shakira

El artista se expresa tímido al enumerar sus logros, y humilde cuando se refiere a la proyección mundial de su obra, que ha deleitado a una amplia fanaticada en Portugal, España, Italia, Francia, Rusia, Australia, Uruguay, Perú, Colombia, México, Estados Unidos y Argentina, entre otros países.

Santacruz compuso, junto con su hermano Manny, la canción Deja Vu, para Prince Royce y Shakira, así como otros temas que han grabado Reik, Héctor Acosta, Andy Andy, Grupo Ilegales, el desaparecido dúo Monchy y Alexandra, Frank Reyes, Wason Brazobán, Eddy Herrera, Milly Quezada, José Feliciano y Tito Rojas, entre otros.

Hace seis años tuvo lugar el lanzamiento de su tema Lento, el cual, a pesar del paso del tiempo, continúa siendo el favorito en sus conciertos.

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Enseñanzas de la abuela

En el reciente verano esta melodía, al ritmo africano kizomba, agitó la red social TikTok con más de 530,000 videos subidos por usuarios.

De niño aprendió de su abuela materna, quien era pianista, que la música “es el arte de bien combinar los sonidos y el tiempo”.

Ella también le enseñó muy básicas lecciones de música. Sin embargo, en ese entonces el artista no se sentía tan atraído por los acordes, por lo que prestaba poca atención a la abuela.

Fue hasta su adolescencia cuando se enamoró de verdad de la música. A sus 20 años formó parte de una banda de merengue denominada Massá y dos años más tarde pasó a la orquesta Rikarena.

Mientras se encontraba de gira por Colombia con esta última banda, a finales de los 90, Santacruz se compró su primera guitarra y decidió aprender de manera empírica cómo tocarla y a componer canciones. A partir de ahí la inspiración ha permanecido de manera imparable.

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Fuerza creativa

La creatividad es una fuerza muy poderosa, soy un agradecido de Dios de poder tener la bendición de crear, ese don de combinar melodías y letras y algo que no existía de repente traerlo a la vida, que nazca una canción es un fenómeno, eso lo valoro muchísimo, y poder cantarla es un adicional grandísimo”, expresa.

En medio de la incertidumbre sanitaria que este año agobia al mundo, Daniel Santacruz mantiene encendida su creatividad para ofrecer sus nuevas canciones, enmarcadas en el álbum Larimar, que busca convertirse en un aliciente musical que, como él dice, deja fluir “una energía bonita que va y se devuelve”.

“Tal vez este no ha sido mi tiempo más inspirado para escribir muchas canciones, pero sí pude sacar un disco que para mí es el más especial que he hecho hasta ahora en toda mi carrera y creo que es el que más he disfrutado”, añade el vocalista de 43 años.

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