Los hermanos Francisco y Fernando Hernández Voigt se avalan en sus vastos conocimientos de música clásica para ofrecer servicios de audio de alta fidelidad en un mercado saturado de productos de menor estándar.
La industria de la música clásica y la seguridad acústica es un mercado poco explorado en el país, pero los hermanos Francisco y Fernando Hernández Voigt se han abierto camino en este sector llegando a posicionarse entre los principales suplidores de destacadas marcas de equipos de audio, video e instrumentos musicales clásicos y populares.
A través de su empresa Musi Tempo, fundada hace más de 30 años, han proporcionado sus servicios a aeropuertos, entre ellos el aeropuerto internacional de Punta Cana; centros comerciales como Ágora Mall, uno de los principales de Santo Domingo; puertos de cruceros, hoteles, centros de salud, el Senado de la República, las Naciones Unidas, entre otros.
También han realizado proyectos en varios países del Caribe y Sudamérica. Próximamente tienen previsto abrir una oficina en Miami, donde ya cuentan con almacenes, con el objetivo de expandir sus servicios por Latinoamérica.
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Musi Tempo ha obtenido varias certificaciones internacionales en la industria y, en 2015, se destacó como la única compañía de República Dominicana incluida en la lista de las 50 mejores empresas de integración de América Latina, según una reseña en su página web.
El mercado local de la música clásica ha evolucionado, pero sigue siendo muy pequeño, comenta Francisco. Por eso en los últimos años en Musi Tempo han apostado por los servicios de sonido para comercios, industrias y espacios residenciales.
“Nosotros hemos tratado de concentrarnos en dos divisiones. La primera es básicamente representación y distribución. La segunda es diseño, programación, configuración e implementación de sistemas de sonido”, explica Fernando.
Los hermanos Hernández Voigt creen que esta industria tiene una gran oportunidad de crecimiento, debido a la prevalente contaminación sonora y a que la mayoría de los espacios han sido diseñados sin tomar en cuenta la acústica.
“En hotelería y en las zonas francas es donde hay más oportunidad y potencial de crecimiento”, opina Fernando.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que más de 1,000 millones de personas entre los 12 y los 35 años corren el riesgo de perder la audición debido a la exposición prolongada y excesiva a música fuerte y otros sonidos recreativos, lo que puede acarrear consecuencias devastadoras para su salud física y mental, educación y perspectivas de empleo.
“El riesgo se intensifica porque la mayoría de los dispositivos de audio, lugares y eventos de entretenimiento no ofrecen opciones de escucha seguras y contribuyen al riesgo de pérdida de audición”, señala un artículo publicado por el organismo.
Fernando destaca que para los negocios que buscan ofrecer una experiencia agradable a sus clientes la acústica juega un papel fundamental.
“Si tú vas a un restaurante y oyes un bullicio de platos y cubiertos, gente hablando…te sientes desesperado y dices: no quiero volver ahí. Eso es un desastre”, expone.
A la vez se apoya en la psicoacústica, una disciplina que investiga cómo el sonido impacta la conducta humana, para resaltar que los sonidos inadecuados pueden afectar el estado de ánimo de las personas, generando sensaciones de bienestar o incomodidad.
Agrega que los sistemas de audio no solo pueden ofrecer una experiencia sensorial placentera, sino que también cumplen una función esencial en la seguridad de empresas y espacios donde se congregan muchas personas.
En términos generales, el mercado del reforzamiento de sonido está en crecimiento debido a los avances tecnológicos, al auge de eventos y conciertos en vivo, la adopción en entornos corporativos y educativos, el aumento de las inversiones en el desarrollo de la infraestructura y la creciente industria del entretenimiento, señala un análisis de la empresa de investigación Global Market Insights (GMI).
El estudio indica que el sector fue valorado en más de 8,500 millones de dólares (mdd) en 2023 y prevé una tasa de crecimiento de más de 3,5 % entre 2024 y 2032.
“La aparición de tecnologías de refuerzo de sonido inalámbricas y digitales, junto con la demanda de mejores experiencias de audio, aumenta el crecimiento del mercado. Además, la integración de sistemas de refuerzo sólido en instituciones religiosas, instalaciones gubernamentales y aplicaciones militares contribuye a la expansión general del mercado”, agrega el estudio.
Sin embargo, el análisis hace referencia a que el sector se enfrenta al reto de una creciente oferta donde la competencia entre múltiples proveedores obliga a las empresas a reducir sus precios y, por ende, sus márgenes de ganancia.
Advierte, además, que la competencia centrada en los precios puede comprometer la calidad de los productos.
En este sentido Francisco señala que en el mercado local las empresas tienen que competir con vendedores de productos chinos de bajo precio, lo que califica como un “harakiri” para el sector. Apunta también que el uso de instrumentos que no cumplen las características requeridas se traduce en un deterioro de la música.
“Ese es el mayor reto, que la gente tenga un poquito más de dominio, de información, de cuando un sistema es eficiente y cuando no”, plantea.
Aspecto diferenciador de Musi Tempo
Francisco y Fernando provienen de una familia de músicos. Crecieron inmersos en las melodías sublimes de la música clásica. Sus oídos están afinados para identificar la perfección del sonido, una habilidad que los diferencia en el mercado.

“La música clásica fue lo que nos trajo aquí. Nosotros somos, probablemente, la única empresa a la que nadie tiene que decirle cómo tiene que sonar algo porque somos músicos”, resalta Fernando.
Tratar de emular esa perfección, calidad y misticismo de la música clásica es la columna vertebral de su negocio y es lo que los hace únicos, cuenta Francisco, quien comenzó este negocio importando accesorios para venderlos a la Orquesta Sinfónica Nacional, la principal institución musical del país.
Fernando, su hermano menor, se integró poco a poco a la empresa, colaborando en su tiempo libre. “Yo venía a ayudar a cargar cajas, a recibir y despachar mercancía, mi entretención era de tapar los productos, conectarlos, manosearlos y eso fue despertando en interés en mi”, recuerda.