Desde ManpowerGroup indican que las habilidades blandas (soft skills) están siendo hoy tan demandadas como cualquier otra competencia.
Por Camila Bernal Durán.- Una de las decisiones más importantes durante la vida profesional de cualquier persona es definir si enfocarse en invertir en aprender habilidades técnicas (‘duras’) o si hacerlo en habilidades humanísticas, también conocidas como habilidades blandas. La importancia de esta decisión radica en que determinará las oportunidades laborales disponibles y, en consecuencia, el rango de salarios al que se puede aspirar.
Desde ManpowerGroup indican que las habilidades blandas (soft skills) están siendo hoy tan demandadas como cualquier otra competencia. Así lo detalla su estudio ‘Escasez de talento’, que este año determinó que los empleadores buscan principalmente personas con seguridad y capacidad de autogestión ante cualquier coyuntura, motivados por las secuelas que dejó la pandemia en términos de trabajo.
“Gran parte de las empresas incluso ya tienen una agenda de habilidades con visión de futuro donde el desarrollo de competencias técnicas y blandas está el centro de los programas de formación y de contratación”, explica Adriana Garcés, Directora Right Management de ManpowerGroup Colombia.
Para voceros de PageGroup, aunque estas habilidades deben estar presentes en todos los niveles de la organización, toman mayor importancia en puestos de media y alta gerencia, debido a que en ellos se tienen a cargo el liderazgo de equipos con un nivel alto de autonomía y la toma de decisiones importantes. “Es clave tener personas que más que saber de mercadeo sepan de motivar, orientar, elegir y trazar hojas de ruta conjuntas”, explican.
El sector tecnológico, por ejemplo, que se caracteriza por ser altamente especializado, ha registrado mayores niveles de formación en las soft skills. Un reporte de PageGroup en el que participaron 6.400 encuestados desveló que como consecuencia de la pandemia más empleados y líderes de ese sector se han capacitado en comunicación efectiva, cooperación con equipos, capacidad de adaptación, flexibilidad, entre otras.
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¿Pero, en qué habilidades formarse? Según el estudio ‘Escasez de talento’ de ManpowerGroup, las skills que actualmente tienen mayor demanda son: responsabilidad, resiliencia, tolerancia al estrés, adaptabilidad, toma de iniciativa, trabajo en equipo y liderazgo.

Ante estas nuevas tendencias, el reporte detalló que, efectivamente, los profesionales están apostando por invertir dinero en fortalecer sus habilidades blandas: 74 % de los consultados en Colombia dijo haber realizado algún curso de perfeccionamiento de estas durante los últimos ocho meses.
Para Javier Mejía, académico de la Universidad de Stanford, sin embargo, el consejo para los profesionales es que haya un equilibrio entre formarse en habilidades duras y blandas, pues las primeras generan rentabilidad en el corto plazo y las segundas en el largo plazo. “Decidir en cuál de las dos invertir depende del contexto profesional al que cada persona se enfrenta, recomendaría siempre tener presente que ambas son importantes, pero que las humanísticas eventualmente lo serán más”, dice.

Lo que quieren los empleadores
En su informe ‘Escasez de Oportunidades Laborales para Jóvenes’, ManpowerGroup indica que, de una muestra de 3.000 jóvenes de 14 países de Latinoamérica entre los 18 y 29 años, el 4% asegura que una de las razones por las cuales no los contratan es la falta de habilidades blandas.
Aunque este pueda ser un porcentaje bajo frente a respuestas como la falta de experiencia con 58%, falta del dominio de una segunda lengua (17%) y falta de conocimientos técnicos (15%), llama la atención que una de las acciones que están empleando los jóvenes para mejorar su perfil, con un 44%, es tomar cursos relacionados con las soft skills.
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Sumado a eso, desde PageGroup, se ha evidenciado un crecimiento en la inversión en formación de habilidades blandas al interior de las organizaciones. “Cada vez son más las compañías que están gestionando sesiones de coaching y entrenamiento. Esto, además de aportar valor, se está convirtiendo en una estrategia de retención”, explican.
Sin embargo, precisan que aún queda camino por recorrer, pues solo el 30% de las compañías han destinado presupuestos reales a invertir en estas competencias.