Thais se propone llegar a la cúspide de las montañas más altas de cada continente.

Radiante, sonriente, vestida con su traje y botas de escalar entró Thais Herrera a la sala de conferencias donde la audiencia, compuesta principalmente de mujeres, la esperaba ansiosa para escuchar su relato de cómo se convirtió, a sus 47 años, en la primera mujer dominicana en llegar a la cima del monte Everest, la montaña más alta de la Tierra.

Habló de sus inicios, de lo que la motivó a hacer montañismo, de lo que aprendió y sintió durante ese trayecto de 47 días. También compartió algunas de las claves que le permitieron cumplir este sueño.

Tomar la decisión de hacerlo, hacer un plan, actuar, celebrar y agradecer son, para Thais, una ingeniera industrial, empresaria y especialista en motivación, los cinco pasos claves para alcanzar grandes metas.

Uno de sus principales aprendizajes durante la travesía hacia la cima del monte Everest fue que lo único seguro en la vida es el cambio. Su plan inicial era escalar por la cara norte de la montaña, pero debido a que China no otorgó los permisos a tiempo tuvo que hacerlo por el sur, por Nepal.

“Vistas de Nepal…El destino me cambió la ruta del norte al sur, y ando agradeciendo y aprovechando al máximo las oportunidades que la vida me brinda”, escribió en su cuenta Instagram cuando tomó la decisión de seguir un camino distinto al que había planeado y para el que se había preparado física y mentalmente.

También aprendió que tener un buen equipo, como los dos sherpas (guías especializados de la zona) que le acompañaron es vital para cumplir sueños extraordinarios.

Desafíos

Como la ruta sur es más riesgosa, hay que atravesar “el peligrosísimo glaciar del Khumbu”, donde varias personas han perdido la vida, en los días de descanso Thais tenía que entrenar para aprender nuevas habilidades.

Las grietas y bloques de hielo inestables hacen que varios tramos de esta ruta sean muy peligrosos, explicó el analista meteorológico Jean Suriel en una publicación en sus redes sociales sobre los desafíos que afrontó Thais.

Thais tuvo que usar una máscara de oxígeno para poder respirar y, aunque, según ella, la montaña le regaló buen clima, se enfrentó a condiciones meteorológicas extremas como una temperatura mínima de -35ºC (grados Celsius) y vientos huracanados que cambian constantemente de dirección; agotamiento físico, sensación de asfixia, debilidad y tos persistente debido a las condiciones extremas a gran altitud, reseñó el experto.

National Geographic documenta que más de 300 personas han muerto escalando el Everest y que la tasa de mortalidad global es de aproximadamente el 1,2%, por lo que quienes escalan esta montaña tienen al menos una posibilidad entre 100 de morir en el intento.

El ascenso por el lado sur, ubicado en Nepal, es más concurrido, lo que también representó un reto porque Thais detesta hacer filas. “Yo compro por internet para no hacer fila”, contó de forma jocosa durante la conferencia central del encuentro Mujeres que Transforman: personas con sueños extraordinarios.

Statista documenta que la cumbre del Everest está cada vez más congestionada y que en el 2023 alrededor de 660 escaladores alcanzaron la cima.

Satisfacción

A los riesgos climáticos y de salud que implica una hazaña como esta se agregan dificultades para hacer las necesidades básicas, higienizarse e incluso comer, pero Thais siempre se enfocó en orar, agradecer y meditar. Dijo que esto fue lo que más hizo durante el viaje.

Sin embargo, los desafíos no se comparan con la satisfacción de alcanzar la meta: “Me sentí feliz, lo amé, me encantó, me sentí super realizada, fue un momento mágico, épico”, así describió la experiencia que le dejó recuerdos maravillosos.

El tiempo en la cima fue muy limitado, porque los escaladores tienen que turnarse y solo tienen unos minutos para hacerse fotos, pero Thais se siente satisfecha por lograr cumplir otro de sus sueños, por eso invita a cada quien a perseguir los suyos.

“Yo les invito a que encuentren su montaña. Analicen cuál es ese pendiente que tienen para ayudar a la sociedad, para dejar un legado, para contar historias a sus nietos, cual es esa cosa que ustedes necesitan realizar para sentirse felices”, motivó.

Ahora ella va por su siguiente sueño: la montaña más alta de Oceanía. Thais seguirá escalando montañas porque a raíz de la muerte de su esposo se dio cuenta de que ese es el lugar donde puede reencontrarse con ella misma, encontrar paz y felicidad. Las montañas son su hogar.