En esta entrevista exclusiva con Forbes, Bürkner comparte su visión sobre algunos de los principales desafíos actuales para América Latina.

Hans-Paul Bürkner, una figura destacada en el mundo de la estrategia empresarial global y el liderazgo, está cerrando una carrera notable al retirar se de su cargo como director ejecutivo y asesor senior global en Boston Consulting Group (BCG) a fines de 2024.

Con un legado que abarca décadas en la vanguardia de la consultoría, Burkner ha sido fundamental en la dirección estratégica de BCG y en el asesoramiento a algunos de los CEOs más influyentes del mundo.

En esta entrevista exclusiva con Forbes, Bürkner comparte su visión sobre algunos de los principales
desafíos actuales para América Latina
, como los cambios geopolíticos que afectan a la globalización tal y como la conocemos, así como la irrupción imparable de la inteligencia artificial en los negocios, la guerra por el talento, el futuro del trabajo y la transformación del liderazgo:

Forbes (F): Este es un gran año electoral en todo el mundo ¿hay mucho nerviosismo entre las empresas multinacionales?

Hans-Paul Bürkner (H): Las empresas multinacionales, aunque cubren todo el mundo, deben adaptarse debido a los conflictos geopolíticos y varias interrupciones en las cadenas de suministro. Es importante ser más multirregional y multilocal, en lugar de pensar que el mundo es plano y que todo es fácil y similar en todas partes. Es necesario enfocarse mucho más en las necesidades locales de los clientes, los sistemas de distribución locales, las leyes y regulaciones locales, y, por supuesto, los cambios en el entorno político. Lo mejor para lograr esto es tener un equipo local fuerte que pueda manejar las oportunidades y desafíos.

En bienes de consumo, por ejemplo, las marcas locales están ganando más importancia y las marcas globales están perdiendo participación en ciertos sectores y empresas. Además, el conflicto entre Estados Unidos (EU) y China, y entre otros países, obliga a replantear cómo se hacen las cosas des
de una sede central en EU, Europa o Japón. La globalización probablemente evolucionará hacia cadenas de su ministro más regionales y locales para manejar los muchos riesgos presentes, no solo geopolíticos, sino también posibles conflictos militares o interrupciones en canales como el de Panamá y el de Suez.

F: ¿Significa esto que la globalización está retrocediendo?

(H): La globalización ha estado ocurriendo durante los últimos 200 años, pero no ha sido una línea recta. Ha habido una tendencia clara al alza a lo largo de los años, décadas y siglos, pero también ha habido retrocesos, como durante las guerras, las crisis financieras y la pandemia. Algunos flujos comerciales están cambiando, pero esto no significa necesariamente que la globalización haya llegado a su fin o que el comercio esté disminuyendo. Los flujos comerciales cambiarán, habrá algo de nearshoring, no estoy seguro si habrá reshoring, ya que no es tan fácil debido a la necesidad de contar con la gente adecuada.

La idea de ser autosuficiente en todo no funciona, ya sean semiconductores o cualquier otra cosa. Nadie en el mundo, ni EU, ni China, ni Europa, puede ser autosuficiente. Sugiero pensar en tres grandes áreas: América del Norte y del Sur, Europa junto con Medio Oriente y el Norte de África, y China junto con el Sudeste Asiático. Pero estos no son bloques separados, hay solapamientos y flujo de productos entre ellos. Las empresas necesitan reorganizar sus flujos y cadenas de suministro. Sería insensato que las empresas se aferren a su modelo actual.

F: Frente a esta nueva ola de proteccionismo en varios países ¿Cree que es hora de replantear los acuerdos de libre comercio?

H: Bueno, yo esperaría que sí. Sé que el acuerdo comercial entre Europa y América Latina sigue estancado. Los franceses intentan detenerlo para proteger a sus agricultores, lo cual encuentro muy poco productivo tanto para Europa como para América Latina. Es crucial que en América Latina pasen
de ser meros proveedores de materias primas como petróleo, gas, minerales y productos agrícolas, a producir también bienes manufacturados.

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En lugar de exportar minerales como cobre y litio, ¿por qué no producir baterías? Así se incrementa el valor agregado. Puede ser un poco más costoso, pero es factible. Necesitamos una mayor industrialización en América Latina. En el pasado, la región ha seguido una estrategia de sustitución de importaciones, protegiendo las industrias locales con altos aranceles, lo que no siempre ha hecho que estas industrias sean las más competitivas. Es importante no solo hacer crecer los mercados locales, sino también fortalecer la competitividad de las empresas latinoamericanas para que exporten más al resto del mundo.

F: El gran desafío para América Latina es encontrar el talentos que necesitan las empresas. Ahora con la inteligencia artificial (IA) llegando de forma masiva, ¿crees que su impacto pueda ser más negativo que positivo en países con mano de obra poco cualificada?

H: Hace unos 10 años ya existía esta discusión. Al Gore decía que todos los conductores de camiones, taxis y trenes serían reemplazados por inteligencia artificial. Hoy en día, tenemos una escasez de conductores en todo el mundo. Estoy seguro de que en algún momento tendremos conducción autónoma, pero no será pronto. Es importante ver la tecnología no como algo que nos reemplazará, sino como una herramienta para mejorar nuestro trabajo. No estoy seguro de que la inteligencia artificial primero reemplace los trabajos de baja cualificación, sino que los trabajos de cualificación media y alta podrían estar más en peligro si no se adopta la tecnología. Un libro publicado por el MIT decía que el 85% de las personas estarán desempleadas o haciendo trabajos de bajo nivel para el 15% de las personas altamente cualificadas. Esto está mal. La transición a la inteligencia artificial tomará mucho más tiempo. En Europa, Japón, Corea del Sur e incluso China, nos quedaremos sin personas antes que sin empleos. Debemos adoptar la tecnología para aumentar nuestra productividad y asegurarnos de que en una sociedad envejecida, como en Europa y otras partes del mundo, se mejore la productividad de las personas, incluso en la vejez.

Si las personas no están bien empleadas no es un bono, es una maldición. Uno de los elementos clave es invertir masivamente en infraestructura, pero no solo carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos, también escuelas y hospitales. Hay que facilitar que las personas puedan construir sus propios negocios, como pequeñas y medianas empresas, startups. Hay muchas regulaciones y leyes que impiden a las personas establecer sus propios negocios. Esto no solo sucede en América Latina, sino en muchas partes del mundo. Necesitamos liberar esas capacidades para que las personas puedan ser más productivas, crear sus propios negocios y empleos. Esto ya sucedió en el siglo XIX en Europa y Norteamérica. El talento en América Latina no es inferior al de India u otras partes del mundo. Aunque todos se quejan de los niveles educativos, esto es algo que ocurre en todas partes, incluyendo Norteamérica, Europa y Japón.

F: Los últimos cinco años han sido como una montaña rusa para las empresas: la pandemia, la inestabilidad económica, la disrupción de las cadenas de suministro, el encarecimiento del crédito, la inflación… ¿En qué momento estamos ahora?

H: Diría que hay una tendencia ascendente fuerte a lo largo de los años, décadas e incluso siglos. Puede que conozcas los libros de Steven Pinker y Hans Rosling. Hemos visto mejoras en la calidad de vida en todo el mundo.

Aunque hay retrocesos como guerras, crisis financieras y la pandemia, es importante no extrapolar la situación actual hacia el futuro indefinidamente. Las tasas de interés han sido altas, pero ahora están bajando, aunque más lentamente de lo que esperábamos. La inflación está disminuyendo en la mayoría de los países. Un punto clave es no asumir que el entorno difícil actual te impide hacer algo. Hemos observado muchas empresas en diferentes países e industrias, y siempre hay empresas que sobresalen y otras que no, independientemente del contexto. Mi mensaje principal es que el destino está en tus manos. No te quejes. Claro, siempre puedes quejarte del gobierno, del mercado o de la competencia, pero también puedes decir “puedo hacer lo funcionar”. Esto no es 100% cierto, pero sí lo es en un 70-80%.

F: ¿Cómo ve usted el futuro del trabajo?

H: Ha habido mucho entusiasmo en torno al teletrabajo pero lo que encontramos es que muchas personas, especialmente jóvenes, que tal vez tienen su primer trabajo y viven solos, están bastante deprimidos. Quieren volver a la oficina porque aprenden menos estando solos frente a una pantalla.
Realmente extrañan la interacción social. Así que creo que debemos ser reflexivos cuando exaltamos tanto el teletrabajo. Para aquellas personas que tienen largos trayectos, lo cual puede ser cierto en ciudades como la Ciudad de México, es un gran desafío. Necesitamos encontrar mejores formas de trabajar de manera híbrida, con videollamadas y trabajo en la oficina. En general, el teletrabajo no es la respuesta para todo. Con el teletrabajo se crean mayores distancias, menos afinidad, y eso hace que dirigir empresas, liderar personas o equipos sea mucho más difícil y la experiencia de aprendizaje es mucho peor. Los equipos son menos creativos. Hemos visto que aquellos que han evitado la oficina, el interactuar directa y personalmente con sus equipos, realmente han sufrido y también han sufrido los resultados.