El mundo terrenal y los amantes del arte despidieron el sábado 21 último a uno de sus hijos pródigos: el pintor y artista plástico argentino, mexicano por adopción, Hugo Laurencena, quien falleció a los 74 años en su residencia en la Ciudad de México, donde vivía desde el año 2000. Nacido en Buenos Aires el […]

El mundo terrenal y los amantes del arte despidieron el sábado 21 último a uno de sus hijos pródigos: el pintor y artista plástico argentino, mexicano por adopción, Hugo Laurencena, quien falleció a los 74 años en su residencia en la Ciudad de México, donde vivía desde el año 2000.

Nacido en Buenos Aires el 16 de marzo de 1950, Laurencena se trasladó a Nueva York a finales de la década de 1970, impulsado por su pasión por el arte. Fue en esta ciudad donde comenzó a consolidar su estilo único y a ganar reconocimiento en importantes galerías y círculos artísticos internacionales.

Decir que Hugo Laurencena era un artista plástico, no le hace justicia porque para quienes lo conocieron (incluso para quien suscribe), su técnica hiperrealista tenía eso de magistral que solo los grandes poseen. Más allá de su bohemia, de su rigor y perfección por el detalle en pos de exaltar la belleza de las cosas.

Vale mencionar que durante más de una década, su obra fue presentada en exposiciones individuales y colectivas en diversas partes del mundo, destacándose en museos de renombre como el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y el Museo de Arte Moderno de Sao Paulo.

En su periplo, que lo llevó a vivir en Miami y Buenos Aires, Laurencena se trasladó a la Ciudad de México, donde continuó pintando fructíferamente, lo que le posibilitó incluir obras en las colecciones privadas y museos más importantes de México, Estados Unidos, Japón, Brasil, Suiza y Francia.

En sus años de trayectoria recibió cantidad de premios y distinciones, entre ellos la Mención Especial en el Salón Nacional de Buenos Aires en 1998 y el Primer Premio BASF Argentina en 1993. Su obra claramente ‘engañaba’ al ojo humano, y su visión del detalle, lo que lo destacaba.

Uno de los momentos más significativos de la carrera de Hugo Laurencena fue su exposición individual en 2012 en el Museo Nacional de Arte de México (Munal), lo que consolidó su presencia en la escena artística mexicana.

En junio de 2023, Forbes en Español visitó su atelier para conocer la obra que lo mantuvo ocupado hasta sus últimos días donde preparaba exposiciones en Monterrey y Carolina del Norte.

Hugo Laurencena junto a una reproducción a escala de ‘Sombrero’. Foto Osvaldo Ramírez.
Laurencena frente al ‘Sombrero’ original, ubicado en una colección provada en la CDMX. Cortesía.

Pero más allá de su personalidad afable, y su talento por magnificar la belleza, en la editorial siempre lo llevaremos en nuestro corazón por haber ilustrado la portada de nuestra edición de Millonarios de 2016, con un ‘retrato’ de Carlos Slim a través de su estilo, ese que nos hará recordarlo por la profunda belleza de su obra.

La portada de Forbes México de 2016 con el ‘retrato’ hiperreal de Carlos Slim.

Tras su reciente partida, la hija del artista se encargará de seguir promoviendo su legado a través de redes sociales (síguelo por Instagram aquí), su web y eventos.