Mantenemos perspectivas optimistas en torno al crecimiento, principalmente gracias al impulso observado en el sector turístico, zonas francas y otras actividades relacionadas al sector exportador.
Por Alejandro Grisanti
La economía dominicana continúa mostrando un comportamiento notable respecto a otros países de la región.
Los más recientes avances en las cifras oficiales sobre actividad económica dan cuenta de una fuerte expansión en sectores como “Hoteles, Bares y Restaurantes”, “Salud” y “Manufacturas y Zona Francas”.
El país va a cerrar con una expansión superior al 10%, si comparamos con los niveles de producto previos a la pandemia.
Te puede interesar: Principales sucesos mundiales del 2022
La rápida recuperación de la economía se tropezará con dos baches en el camino:
1.- La presiones monetarias y reales vistas en Estados Unidos, principal socio comercial del país. Los riesgos de recesión en la principal economía del mundo son muy altos y la reserva federal continuará con su política monetaria restrictiva por más tiempo de lo que se creía.
2.- La guerra entre Rusia y Ucrania va a mantener los precios de las materias primas en niveles relativamente altos, encareciendo el costo de las importaciones de energía, fertilizantes y alimentos. A pesar de esos escollos, en Ecoanalítica esperamos que la economía crezca un sólido 4.3%.
Donde somos menos optimistas es con la inflación. Esperamos que la inflación cierre este año en torno al 8.0%, y que descienda lentamente durante el 2023 cerrando en 5.4%.
Desafortunadamente, pensamos que la inflación volverá a su rango meta de 3.0% a 5.0% en el 2024. Tasas de interés por encima de las expectativas inflacionarias nos hacen pensar que estamos cerca del fin de incremento en tasas de interés.
Cuando la economía crece todos ganamos y las cifras fiscales del país así lo demuestran.
Los ingresos públicos han mostrado un nivel por encima del presupuestado, lo que ha permitido compensar el aumento de los desembolsos del Gobierno por subsidios al combustible, electricidad y a la canasta básica.
Sin embargo, estos subsidios nos han llevado a ajustar al alza de la brecha fiscal, con un déficit esperado de 3.8% para este año y de 3.2% para el 2023.
La persistencia de un déficit fiscal en niveles cercanos o superiores al 3.0% en los próximos años llevará a un incremento lento pero sostenido de la deuda del Sector Público No Financiero como porcentaje del PIB.
En efecto, Esperamos una deuda del sector público no financiero en niveles de 48.0% del PIB en el 2022, que subiría a niveles de 62.9% para el 2027 en escenarios de ausencia de reforma fiscal.
Si se produce la reforma fiscal en el 2024, los niveles de deuda se incrementarían a niveles de 57.7% para el 2027, donde empezarían a decrecer.
A diferencia que las otras economías del mundo en el entorno cambiario, el peso dominicano se ha apreciado, favorecido en parte por los repuntes en la inflación externa, por la explosión del turismo en el mundo y por unos diferenciales de tasas que incentivan el mantener sus posiciones financieras en pesos.
No obstante, ello ha supuesto una mayor apreciación del peso dominicano, ubicándose por debajo del nivel de paridad cambiaria actual de DOP 58.2/USD.
Un tipo de cambio por debajo de DOP 56.0/USD son niveles de compra. Es decir, ante las incertidumbres que presenta el mundo y la alta volatilidad de los mercados internacionales, dólares por debajo incluso de su nivel de parida, son dólares relativamente baratos.
Otro aspecto detrás de la estabilidad cambiaria han sido las remesas provenientes de los migrantes, cuyo flujo mensual aún se mantiene por encima de los USD 750 millones, si bien muestra una desaceleración respecto a 2021, explicado por el fin de los planes de estímulos y por la recuperación del consumo en el sector servicios posterior a la pandemia.
En un entorno donde el valor de las importaciones se ha visto afectado por el alza de las materias primas y en el costo de los fletes internacionales, se espera que el mercado dominicano muestre un déficit de cuenta corriente de USD 4,500 millones para este año, reduciéndose a USD 3.600 millones para el 2023. El déficit en cuenta corriente puede ser parcialmente financiado por los flujos de inversión extranjera directa (FDI), los cuales se han mantenido muy estables en torno a los USD 3.200 millones.
Pese a los miedos de recesión internacional, mantenemos perspectivas optimistas en torno al crecimiento, principalmente gracias al impulso observado en el sector turístico, zonas francas y otras actividades relacionadas al sector exportador.
No obstante, en la medida que el mundo continúe restringiendo los estímulos monetarios, acompañado por un crédito más caro, esperamos que el crecimiento económico disminuirá, pero seguirá siendo positivo.
Alejandro Grisanti, Ph. D. de economía, es CEO de Ecoanalítica, consultora económica regional con oficinas en Caracas y Santo Domingo.
Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva de su autor y en nada tiene que ver con la posición de Forbes República Dominicana.