En el corto plazo, la especialista propone medir la brecha generada por la pandemia y qué tanto han dejado de aprender los estudiantes.

Por Hugo Flores.- No es novedad decir que la pandemia ha afectado a varios sectores. Sin embargo, es claro que uno de los más golpeados es el educativo. Justamente, Forbes conversó con Anna Pons, líder del proyecto de Global Teaching InSights en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), sobre los desafíos que tienen los países latinoamericanos en esta área.

“Quienes más van a sufrir las consecuencias [de la pandemia] son los más jóvenes”, asegura la especialista de la OCDE al ser consultada por los principales efectos que ha tenido el cierre de escuelas en la región como consecuencia de la pandemia.

EL IMPACTO DEL CIERRE

Pons, quien participó en el Congreso Internacional de Educadores de  la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), considera relevante que los países adopten medidas para el retorno a las aulas y el cierre de las brechas generadas por la falta de clases presenciales en América Latina. Manifestó, sin embargo, que debe haber un especial apoyo a los estudiantes de una condición socioeconómica más vulnerable.

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“Aquellos estudiantes de entornos más favorecidos tienen tendencia a contar con un espacio para estudiar en casa, una computadora e ir a colegios con sistemas de aprendizaje online. Eso les ha permitido seguir la educación de una manera más continua”, añade.

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Pons también señala que los países que lograron los mejores resultados en las pruebas PISA son, justamente, los que consiguieron cerrar sus colegios por menos tiempo. “Mientras que aquellos países que registraron un desempeño más bajo en las pruebas, que incluye a todos los de América Latina, son los que tuvieron las escuelas cerradas por un mayor número de días”, comenta.

Esta situación, asegura la experta, pone en riesgo todos los avances educativos que experimentó América Latina en las últimas décadas. “Probablemente va a haber un retroceso en la región”, dice.

Cabe señalar que en las primeras semanas de marzo, varios países de la región reiniciaron las clases presenciales en sus colegios. Uno de ellos fue Perú, cuyos estudiantes volvieron a las aulas después de dos años.

PRIORIDADES EN EL SECTOR

En este contexto, Pons recomienda priorizar las medidas que impulsen una mayor calidad de la educación en los países latinoamericanos. Por ejemplo, en el corto plazo, la especialista propone medir la brecha generada por la pandemia y qué tanto han dejado de aprender los estudiantes.

No obstante, Pons hace hincapié en que se implementen acciones que aborden los grandes problemas estructurales de la educación. Una de las acciones es el fortalecimiento de la calidad docente en América Latina. “Los docentes son el componente más importante de un sistema educativo. Eso quiere decir que tenemos que invertir más en la calidad de los docentes”, añade la especialista de la OCDE.

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La experta señala que es necesario poner a los mejores docentes en los lugares que más hacen falta en la región. “Vemos una correlación entre la calidad docente y las escuelas más favorecidas. Sin embargo, donde más pueden hacer la diferencia esos profesores es en los colegios menos favorecidos”, comenta.

Para Pons también será importante la implementación de procesos de selección de los profesores donde no solo se prioricen los conocimientos, sino, particularmente, sus capacidades pedagógicas. También considera vital que exista una gestión del talento docente que permita identificar a aquellos profesionales capaces de convertirse en líderes del sistema educativo y apoyar la transformación del sector de sus países.

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La experta asegura que es necesario pensar en políticas de evaluación docente. “Una evaluación no para castigar, sino para dar una retroalimentación y apoyo para la mejora constante de los profesores”, dice.

Finalmente, otro tema igual de relevante y donde es necesario que la región invierta y avance, según detalla Pons, es la primera infancia. “Cuando llegan al colegio, el rezago entre los [estudiantes] que tuvieron entornos favorables de primera infancia y los que no es enorme. [Por ello], ampliar las oportunidades para lograr una primera infancia de calidad también nos parece muy importante para cerrar esas brechas”, dice.